Orlando Freire Santana es uno de esos cubanos que sobrevive en la isla a fuerza de tesón y empecinamiento. Economista de formación, derivó en un hombre que empezó a describir la realidad que lo circunda por medio del ensayo, la novela y los relatos cortos para explicarse aquellas cosas que le interesan hoy. Martí Noticias presenta al escritor cubano que ganara el primer premio Novelas de Gaveta Frank Kafka (2008) para creadores censurados en Cuba.
En tus oficios y en las herramientas que utilizas para expresarte, al parecer vas a grandes trancos: de Economista a escritor de ficciones; y de periodista independiente jalonado por la exclusión ideológica te has paseado por géneros tan difíciles –pero híbridos a la vez– como son la noticia (pura y dura) y el reportaje, y de ahí a la opinión. ¿Algún don atlético-filosófico?
La explicación del brusco tránsito "de economista a escritor de ficción" obedece a una razón fundamental: Soy un economista atípico.
Cuando era estudiante de preuniversitario mi vocación se inclinaba hacia las humanidades. Pero en aquel tiempo (años 70) si no se era militante de la Unión de Jóvenes Comunistas –y yo no lo era–, resultaba difícil obtener plaza en la Universidad para cursar carreras humanísticas. Por lo tanto, pedí Licenciatura en Economía, y al final me gradué, bajo el influjo de los manuales soviéticos, como un economista preparado para lidiar en los vericuetos del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME).
Sin embargo, lo que más me gustaba era escribir. Y eso fue lo que hice en mis ratos libres. De esa forma aparecieron los primeros cuentos, algunos ensayos breves, y el empeño de escribir una novela. Después de seis versiones desechadas, en la séptima tomó forma definitivamente La sangre de la libertad.
Como economista, además de laborar en organismos y empresas estatales hasta el año 2011–cuando decidí dedicarme al periodismo independiente–, lo más importante que hice fue escribir la Sección de Economía de la revista Palabra Nueva, órgano del Arzobispado de La Habana, durante tres años (2008-2011). Después, buena parte de mis colaboraciones para Diario de Cuba –no así en Cubanet ni Primavera Digital– abordaron también el tema económico.
Y, ciertamente, en esos escritos descubrí mi atipicidad. La mayoría de los economistas no se preocupan tanto por el elemento formal de la escritura. Lo de ellos son las cifras, las tablas y las estadísticas, mientras que la hipotética elegancia de los párrafos pasa a un segundo plano. En mi caso no sucede así: Aunque incursione en un puro tecnicismo económico, me esmero por escribir la mejor prosa que pueda. Por eso, si me pidieran una autodefinición, sería esta: Me considero un escritor que, además, puedo escribir de economía.
En cuanto a la aparente versatilidad en el periodismo independiente, pienso que no es tan así. Creo que me desenvuelvo mejor en la opinión. Lo que sucede es que los editores de la mayoría de esos medios informativos solicitan mucho los reportajes y las noticias.
La sangre de la libertad (Premio de Novelas de Gaveta, 2008) ahonda en los detalles de quien reprime y cercena la libertad, pero también humaniza al que se enfrenta a los mecanismos del totalitarismo. ¿Cuál es tu método a la hora de dibujar tus personajes, de ponerlos siempre al borde del abismo, si le adelantamos a los lectores de esta entrevista que muchos de los actores de la actual sociedad civil independiente en Cuba aparecen con sus mismos nombres en esa amalgama que hiciste?
La sangre de la libertad es, hasta el momento, la obra que más esfuerzo ha demandado de mí. Se trata de una novela que ha despertado las reacciones más contrastantes: Desde criterios muy favorables, hasta un lector que me confesó haberla arrojado a un latón de basura. Tengo la percepción de que no todos sus lectores han entendido el enfoque principal que quise darle a la libertad, que no se aborda en el relato desde un punto de vista cívico, sino filosófico. Es, por tanto, una novela de corte existencialista.
Aunque, claro está, en uno de sus planos narrativos transcurre una reunión de opositores bajo la zozobra de que en cualquier momento se aparezcan los aguafiestas muchachones de la Seguridad del Estado. Por tanto, aun en el metarrelato, está presente el ansia de los cubanos por sacudirse el sistema totalitario que los oprime.
Como toda primera novela, abundan en ella lo tintes autobiográficos. En ese sentido, los personajes de Tony y Osvaldito expresan mis puntos de vista. En cuanto a la presencia de personajes reales en la ficción, abundan los ejemplos en la literatura universal. Uno de ellos podrían ser las novelas del estadounidense Gore Vidal.
En general, a la hora de concebir una historia pongo en primer plano las situaciones y los puntos de vista que me interesa presentar. Después es que busco a los personajes que los encarnen.
Tu acercamiento a Martí, en el ensayo La evidencia de nuestro tiempo (Premio Vitral, 2005), contrapone a Cintio Vitier con Rafael Rojas para esbozar el dogma y la libertad con que cada uno nos devolvió a este "cubano universal". ¿Es Martí parte de tus "obsesiones"?
Realmente, no me considero un estudioso de la obra martiana. Aunque, obviamente, ningún cubano puede ser indiferente ante la figura del Apóstol. Ya lo dijo el poeta Eliseo Diego: "Martí es el aire que respiramos". Nuestro Héroe Nacional es, en la política, algo parecido a lo que representa Lezama en la literatura: A menudo generan desencuentros debido a la riqueza de sus legados.
Uno de esos desencuentros acerca de Martí, precisamente, lo encontramos en las posiciones de Cintio Vitier y Rafael Rojas. Mientras que el primero coloca a Martí en un altar, el segundo lo humaniza y cree apreciar ciertos inconvenientes dejados por el mártir de Dos Ríos, como por ejemplo el haberles cerrado las puertas a las vías no revolucionarias para labrar el destino de Cuba.
De todas formas, los puntos de vista de Vitier y Rojas son muy interesantes por cuanto prefiguran el contrapunteo en que se ha debatido nuestra nación: Vitier anuncia la Cuba socialista que toma forma con el castrismo; Rojas, por su parte, reclama la Cuba liberal que vimos hasta el año 1959, y que podría retornar en el futuro.
En tus años de periodismo independiente has hincado la lanza en las estructuras que hacen sostenerse al Ministerio de Cultura, por lo que has descrito habría que abolir esa cartera para salvar una parte de la vida cubana…
Después que dos amigos escritores, miembros de la UNEAC, llevaron dos de mis cuentos a la redacción de la revista La Gaceta de Cuba y su director los rechazó alegando que no se adecuaban al perfil de la publicación, me convencí de que la cultura oficial no era el cauce por el que podría dar a conocer mis escritos.
Entonces, me dediqué a buscar vías alternativas y la primera que encontré fue el Centro Cívico y Religioso de la diócesis de Pinar del Río, que dirigía brillantemente el laico Dagoberto Valdés, también en ese entonces director de la revista Vitral. Allí gané un premio de ensayo, y se publicó mi primer libro: La evidencia de nuestro tiempo.
Posteriormente hemos presenciado la apertura de nuevas posibilidades para los escritores independientes cubanos, estas más allá de nuestras fronteras, entre las que destacan la editorial Neo Club Ediciones, y el concurso de Novelas de Gaveta Franz Kafka. En el plano nacional, el Club de Escritores Independientes de Cuba, y la red de Bibliotecas Independientes también contribuyen a dar a conocer las voces que la cultura castrista pretende silenciar.
Con el encierro de los 75 prisioneros de la Primavera Negra de 2003 parecía que se apagaba el periodismo alternativo y punzante en Cuba. Hoy hay media docena de grupos o gremios de periodistas independientes, tú junto a otros has logrado publicar fuera de Cuba y "meter los libros isla adentro". ¿A qué atribuyes esto?
Acerca del periodismo independiente, imagino que los gobernantes cubanos estén desconcertados por el auge que ha tomado, sobre todo después que intentaron darle un jaque mate con los encarcelamientos de la Primavera Negra de 2003. Es algo que, literalmente, se les ha ido de las manos.
¿Qué escribe hoy Orlando Freire Santana? ¿Cuáles son los proyectos que te quitan el sueño? ¿Qué te impulsa a crear desde La Habana de 2015?
Para nadie es un secreto que la labor periodística le resta tiempo a la creación literaria. No obstante, siempre tratamos de hallar un espacio para conciliar ambas actividades. En ese contexto acabo de terminar mi segunda novela, titulada Los pechos de Rosa, que se adentra en el complicado mundo de la prostitución habanera. Ahora, por supuesto, viene el no menos complicado proceso de encontrar la manera de su publicación.
Casi te aseguro que lo próximo que escribiré será un ensayo, que de algún modo trate aspectos de la actualidad cubana y latinoamericana. Porque, contrario a lo que algunos puedan pensar, el ensayo es el género literario que más me gusta, y en el que creo desenvolverme mejor.
De cualquier manera, bien sea mediante el periodismo o la literatura, continuaremos dando a conocer la realidad de la isla. Porque la escritura es nuestro compromiso con el presente y el futuro de la patria.
Obra de Orlando Freire Santana:
Premio de ensayo de la revista Vitral 2005, con "La evidencia de nuestro tiempo". Premio de ensayo de la revista Palabra Nueva 2008, con "Una porfía a destiempo". Premio Novelas de Gaveta Franz Kafka 2008, con La sangre de la libertad. Mención de ensayo en la revista Espacio Laical 2009, con "Nacionalismo y debate racial en Cuba". Premio de ensayo convocado en Puerto Rico 2010, con "El liberalismo en el decurso de la nación cubana". Premio de ensayo de la revista Convivencia 2011, con "Hacia el fin de las exclusiones". Premio de cuento convocado por el área de Prensa y Cultura de la SINA 2011, con La semana tiene más de siete días. Así lo quiso Dios y otros relatos. Cuentos, Neo Club Ediciones, 2014.