Un pastor cubano devenido vocero de unos 4.000 migrantes varados por meses en Panamá ha solicitado la instalación de “un corredor humanitario permanente”, alegando que el éxodo de cubanos continuará por todas las vías.
Pavel Fernández, -un evangélico que solía informar a medios locales y extranjeros acerca de la situación de miles de migrantes estancados en suelo panameño y que llegó a Estados Unidos en los primeros vuelos del puente aéreo desde Panamá a Ciudad Juárez-, explicó que ni el cierre de las fronteras va impedir que más cubanos busquen escapar de la isla.
La petición llega cuando está a punto de concluir el segundo puente aéreo abierto por México para que los isleños puedan continuar su travesía rumbo a Estados Unidos.
Todos buscan acogerse a la Ley de Ajuste Cubano, un mecanismo de 1966 que ofrece beneficios excepcionales a los que consiguen pisar suelo estadounidense.
“Es muy difícil predecir lo que harán los países involucrados, a nosotros los cubanos nos gustaría que se hiciera un corredor humanitario permanente aéreo o terrestre”, dijo al diario La Prensa.
Fernández, quien ya está en Syracuse, New York, admitió que probablemente no será posible por no estar estipulado dentro de las políticas de gobierno de los países.
“Yo creo que la migración cubana va seguir por una u otra vía. Quizá sea más difícil hacer la ruta una vez para quienes lo intenten, se habla que muchos están ingresando por Alaska después de atravesar Siberia”, agregó, alegando que se trata de migrantes políticos, no económicos.
Casi 10 000 cubanos se han beneficiado por un puente aéreo
Desde la primera crisis iniciada en noviembre, cuando Nicaragua cerró el paso a los migrantes, países de la región han conseguido el traslado de unos 9.800 cubanos por medio de corredores aéreos y terrestres.
Permanecen en Panamá 157 cubanos que deberán salir en un vuelo programado a más tardar para este miércoles 25 de mayo, para completar la partida hacia Ciudad Juárez de los 3,995 isleños que permanecían varados desde que Nicaragua cerró la ruta.
Con menos estrés mental, intentando adaptarse a la vida de un nuevo mundo después de la desesperante condición en la que estuvieron a lo largo de la ruta migratoria que incluye países como Guyana, Venezuela, Colombia y Panamá, Fernández dice que tal experiencia los marca de por vida.
“El paso por todos estos países marca aun cuando se haga pensando en forma positiva (...) He conversado con muchos de ellos y dicen que si les tocaran volverlo hacer aun recibiendo un pago de millón de dólares, no lo harían”, comentó.
“Porque cruzaron selva, vieron cadáveres dentro de la selva, estar perdidos dentro de la selva sin saber que iban a sobrevivir son experiencias que marcan toda la vida y siempre van estar ahí y cuando ellos estén con familiares, van a recordar eso siempre porque lo tienen dentro”, agregó.
El líder evangélico recuerda que aún en las precarias condiciones que estuvieron varados en Panamá, donde estaban hacinados en albergues y pequeños hoteles, recibiendo alimentación y asistencias de salud deficientes, a veces a la intemperie; la mayoría tuvo esperanza de que habría una solución como la que finalmente resultó en la salida de los 3,995 por México.
Algunos decidieron esperar la negociación con muchas expectativas creadas, otros se fueron con coyotes, dijo Fernández.
“Ahora solo hemos pedido a Dios que nos enseñe a vivir en un nuevo país, explorar nuevos caminos, donde no solo es aprender un nuevo idioma, sino costumbres y estar acá hasta que Dios disponga”, concluyó.
