El único periodista cubano que cubrió el juicio del general Arnaldo Ochoa y los demás implicados en la Causa No. 1 de 1989, Pablo Socorro, dijo que era el propio Fidel Castro quien revisaba y editaba sus textos, y que detrás del proceso “había algo más que narcotráfico”.
“Estoy convencido de que las verdaderas razones del juicio solo se conocerán cuando se derrumbe el régimen, como ocurrió al caer el campo socialista y salir a la luz los archivos y horrores de la KGB y la Stasi”, le dijo Socorro al diario El País.
Para escribir sus informaciones usaba una máquina de la oficina de Carlos Aldana en la sede del Comité Central del Partido Comunista, y las cuartillas pasaban directamente a manos del director de la Agencia de Información Nacional (AIN), donde él trabajaba entonces, según relató Socorro al periódico español.
Cada 10 o 15 minutos, el secretario personal de Fidel Castro, Jose Miguel Miyar Barruecos (Chomi), pasaba a recoger las cuartillas y las llevaba al despacho del dictador.
“En cierta forma, Castro actuó como mi editor y censor”, le dijo el periodista a El País. “Yo también me autocensuraba. Era como una doble censura. Cuando escribía no lo hacía pensando en los usuarios de la agencia, sino en él”.
Al cabo de un rato, Miyar Barruecos regresaba a la oficina donde Socorro estaba escribiendo, y al pie cada cuartilla devuelta aparecían las iniciales FCR, Fidel Castro Ruz, con algo más que correcciones.
Cada página traía “muchas coletillas agregadas por Fidel, a veces párrafos enteros”, según el testimonio de Socorro, que estaba obligado a redactarlo todo en menos de una hora. “Afortunadamente, no tachó ninguno de los escritos por mí”.
Con el visto bueno del dictador, las cuartillas pasaban a manos de un capitán que se encargaba de llevarlas a las oficinas de la AIN en el Vedado. Allí las procesaban en el teletipo, o télex, y las transmitían primero a la redacción del periódico Granma y, una hora más tarde, a Radio Reloj. Solo entonces, reporta el periódico, preparaban resúmenes para los demás medios de prensa del país.
“Debíamos esperar en la oficina la aprobación definitiva de Castro o alguna orientación suya para el día siguiente”, declaró el periodista, recordando que llegaba a su casa a las dos de la madrugada con los nervios de punta.
Socorro también se refiere a la Causa No. 2, que terminó con la condena a 20 años de prisión de José Abrantes, ministro del Interior destituido y ex jefe de la escolta personal de Fidel Castro. Abrantes murió en circunstancias no esclarecidas el 21 de enero de 1991 en la Prisión de Guanajay.
“Mi tesis es que allí había algo más que narcotráfico”, le dijo Socorro a El País. Fidel Castro “no va a fusilar a su general más valioso y a su mano derecha en la inteligencia si no había algo que amenazaba directamente su estatus en el poder”.
Puede haber sido, cree el periodista, que los incautados hubiesen empezado a hablar m… sobre Castro y a cuestionar la forma en que estaba llevando el país mientras se desmoronaba la URSS
“Se sintió amenazado”, manifestó, citado por el diario. “No creo que esa gente [Ochoa y los procesados] llegase a hacer nada, pero algo estaban preparando. Con solo cuestionar su autoridad fue suficiente. Les costó la vida”.
De acuerdo con el periódico, Socorro vino de Cuba a Colorado Springs en 1996 y el gobierno de Estados Unidos le concedió asilo político. Dice también que fue cronista deportivo de la Agencia Francesa de Prensa durante dos décadas, que vive en la Florida desde su retiro hace dos años y que ahora está reuniendo en un libro todas sus experiencias como cronista del juicio.