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Migrantes cubanos se enfrentan a maltratos, violaciones, hambre, atracos y la muerte


Cubanos abordan autobús desde Laredo hasta Nueva York.
Cubanos abordan autobús desde Laredo hasta Nueva York.

Quienes decidieron atravesar la selva para llegar a México se enfrentaron a ríos infestados de cocodrilos, ataques de serpientes y monos, maltratos, violaciones, hambre, atracos e incluso la muerte.

Cuando Orlando García, avileño de 28 años, abordó el avión hacia Ecuador, su meta era llegar a Estados Unidos en busca de una mejora económica.

"Allá no tenía un futuro garantizado", asegura ahora en México.

Así comenzó una travesía que se extendió por dos meses y 20 días y que el propio Orlando llamó "el precio de la libertad".

Orlando García, avileño de 28 años, ya en Laredo.
Orlando García, avileño de 28 años, ya en Laredo.

"Maltratos, violaciones, hambre, atracos e incluso la vida le ha costado a muchos", comenta Orlando sobre la peligrosa travesía a través de Centroamérica.

En la frontera con Nicaragua presenció la violencia utilizada por militares contra aquel primer grupo de migrantes cubanos a quienes se les cerró el paso a mediados de noviembre de 2015.

"Fue algo triste y desolador. Vi a otros cubanos regresar con sangre, con golpes en diferentes partes del cuerpo, llorando y gritando", señala el joven ingeniero industrial.

Tras una larga espera bajo el amparo de las autoridades de Costa Rica, Orlando pisó finalmente suelo norteamericano el 15 de enero.

"Cumplí mi sueño. Valió la pena arriesgar la vida", dice.

En la sede de la organización Cubanos en Libertad, justo en frente del puente fronterizo de Laredo, le ofrecieron comida y alojamiento mientras esperaba el bus que lo llevaría a San Antonio. De allí tomaría un vuelo directo a Nueva Jersey donde espera su hermano.

Su único propósito es trabajar para salir adelante y poder ayudar a la familia que dejó en Cuba.

Jesús Chaviano Suárez, quien viaja junto a su primo Carlos Herrera Chaviano.
Jesús Chaviano Suárez, quien viaja junto a su primo Carlos Herrera Chaviano.

Esa también es la meta de Jesús Chaviano Suárez y Carlos Herrera Chaviano, dos primos de Santa Clara que arribaron a Laredo el mismo día que Orlando.

"Salimos de Ecuador en taxis de un estado a otro. En Colombia tomamos buses hasta Turbo, donde embarcamos una lancha hasta Puerto Obaldía. Allí abordamos una avioneta rumbo a Panamá". Al llegar a Costa Rica encontraron la frontera cerrada. Sin embargo, la medida no logró quebrar sus intenciones, pues junto a otros seis cubanos decidieron continuar de forma clandestina.

"De día se podía observar el despliegue militar en la frontera con Nicaragua. Encima de los cerros parecían puntitos a los lejos", recuerda.

Ayudados por teléfonos satelitales con sistema de posicionamiento (GPS), atravesaron el territorio nicaragüense caminando la selva por las noches. Durante el día permanecían escondidos y se alimentaban de lo que podían conseguir en los pequeños comercios rurales.

"Atravesamos ríos infestados de cocodrilos y en la selva nos atacó una serpiente y una bandada de monos", comenta Carlos.

En lo adelante, aunque el peligro continuó latente por las pandillas y los traficantes de personas, lograron avanzar tomando buses hasta llegar a Tapachula, México, donde recibieron salvoconductos que les permitieron viajar hasta la ciudad de Laredo, Texas.

El santaclareño Carlos Herrera Chaviano decidió atravesar la selva de Nicaragua cuando vio la frontera cerrada.
El santaclareño Carlos Herrera Chaviano decidió atravesar la selva de Nicaragua cuando vio la frontera cerrada.

"Cuando pasé el puente del Río Grande y pude observar el paso fronterizo no imaginas lo que sentí", dijo Carlos.

"En Cuba me tuve que deshacer de todo para conseguir el dinero y lanzarme a esta aventura. Hubo momentos que sentimos muchísimo miedo de ser asesinados como le ha ocurrido a otros en la travesía", dice Carlos. "Pero no podíamos rajarnos. Yo dejé en Cuba a mis dos hijas y a mi esposa sin nada. Eso me dio las fuerzas para llegar. Fue un precio alto, pero valió la pena".

A pesar del descontento que sentía en Cuba, nunca se vinculó a organizaciones opositoras. "Tengo dos niñas que dependen de mí, por lo que evité meterme en problemas con el Gobierno", comenta.

Esteban Rodríguez, uno de los primeros 180 cubanos que arribaron a Laredo como parte del plan piloto, sí perteneció al grupo opositor Democracia Cristiana por 10 años antes de decidirse a emigrar.

Esteban Rodríguez, uno de los primeros 180 cubanos que arribaron a Laredo como parte del plan piloto.
Esteban Rodríguez, uno de los primeros 180 cubanos que arribaron a Laredo como parte del plan piloto.

"En Cuba la situación se hace cada vez más difícil por el acoso de las autoridades contra los opositores, además de la situación económica en que se vive. Por eso aproveché la oportunidad y estoy aquí", dice.

Esteban dejó en la isla a hijos y nietos, además de su esposa. Su meta es insertarse en la sociedad estadounidense, trabajar duro y traer a su familia de forma legal.

"Ahora sufro por los miles que quedaron atrás varados en Costa Rica, Panamá y Ecuador a la espera de una solución para la crisis generada por Nicaragua", comenta. "Otra vez el Gobierno cubano se ha salido con la suya: Utilizar el éxodo masivo de personas como válvula de escape a los problemas internos, generando una crisis migratoria para luego culpar a la Ley de Ajuste Cubano".

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