Los presidentes de Panamá, Juan Carlos Varela, y de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, firman hoy un acuerdo para la implementación de un mecanismo de intercambio de alertas migratorias e información de seguridad, informó el jueves el Gobierno panameño.
El encuentro se celebrará en el distrito de Boquete, a unos 50 kilómetros de la ciudad de David, en la provincia de Chiriquí, fronteriza con Costa Rica.
Entre los temas a discutir se encuentran la estrategia de seguridad, las capacidades institucionales, las estadísticas, los privados de libertad, las amenazas y riesgos, y la crisis migratoria.
El mecanismo que firmarán hoy "permitirá conocer detalles y generar alertas sobre temas que puedan constituir una amenaza a la seguridad de Panamá y Costa Rica, identificando a viajeros de riesgo y limitando su desplazamiento a fin de prevenir la delincuencia y la actividad criminal ya sea nacional, regional o trasnacional", indicó un comunicado de la Presidencia panameña.
"Concordé con el presidente Varela en que es un buen momento para dar impulso a los procesos (de trabajo conjunto), especialmente para hacer un análisis sobre las tendencias de los flujos migratorios, hacer gestiones respecto a esas tendencias y estimular a los cuerpos de seguridad para que sigan trabajando estrechamente", declaró Solís a los periodistas.
Solís dijo que aspira a que haya una "mejor coordinación, más armonía y alineación entre las autoridades" de ambos países en ese tema.
El mandatario costarricense comentó que el eje central de la reunión bilateral es la crisis de migrantes cubanos, haitianos y africanos que afecta a Costa Rica y Panamá desde hace un año.
"Los flujos migratorios por suerte han tenido una gran normalidad con muy pocas sospechas de que puedan estarse convirtiendo en paso para el crimen organizado", comentó el mandatario costarricense.
Panamá y Costa Rica enfrentan desde hace meses la llegada masiva de migrantes procedentes principalmente de Cuba, Haití y África, que buscan llegar a Estados Unidos y que, sin embargo, se quedan varados en la región por el cierre de la frontera con Nicaragua desde noviembre de 2015.
El paso de migrantes irregulares por Centroamérica y por países como Brasil, Ecuador, Guyana y Colombia es un fenómeno que ha crecido especialmente en los últimos meses y que ha generado tensiones entre las naciones de la región.
Costa Rica y Panamá tuvieron que tomar la misma decisión que Nicaragua y cerrar sus fronteras para evitar el efecto embudo, aunque ahora están dejando pasar a los migrantes en "flujos controlados".
En lo que va de año, las autoridades panameñas han brindado atención humanitaria a más 9.000 migrantes irregulares, que entraron al país a través de la intrincada selva del Darién, frontera natural con Colombia.
Costa Rica, por su parte, atendió a unos 8.000 cubanos entre noviembre de 2015 y abril de 2016, y al menos a 11.000 haitianos desde abril pasado.