El preso político del 11 de julio Abel Lázaro Machado Conde, paciente psiquiátrico sin atención médica, y sin acceso a los psicofármacos que necesita, intentó suicidarse este lunes en el penal de máxima seguridad de Quivicán, en el área de los baños de la compañía número 6.
Las autoridades del penal respondieron con maltrato físico. Tras el intento de suicidio, Machado Conde pasó toda la noche esposado de manos y pies con las shakiras en un pasillo, una forma de tortura, denunció en entrevista con Radio Martí su madre, Beatriz Conde Mesa.
“Cuando ellos lo zafaron de las shakiras, que lo habían guindado toda la noche, por la mañana, a esa hora, fue que lo dejaron llamarme para que yo supiera. Cuando me habló así yo me puse tan mal. Yo le digo: Ay!, Abel, quién te zafó, y me dice que ese muchacho que empezó a dar gritos, y que salió otro muchacho más que lo cuida. Y me dice: 'Él fue quien me zafó, mamá, él fue quien me zafó; ahí se levantó la compañía completa'. Yo le pregunté: papi, ¿no te ha visto algún psiquiatra?, y me dijo que no”, contó angustiada la mujer.
Desde niño, Machado Conde fue diagnosticado con trastorno orgánico de la personalidad. El joven presenta un déficit de atención y lesiones en el cerebro, además de haber tenido múltiples intentos de suicidio.
"Desde pequeño trató de cortarse las venas, también se intentó ahorcar con un cinto cuando tenía 10 años", detalló su madre.
Su abogado entregó, luego de su arresto, la historia clínica completa a las autoridades competentes, y una psiquiatra, ya estando preso, lo evaluó y recomendó que no era apto para estar en una prisión, añadió Conde Mesa.
"Solo le están dando en prisión el medicamento para la epilepsia", dijo. "No dan ningún antidepresivo. A él no le dan nada de eso. Siempre tomó la carbamazepina porque él tiene, aparte del trastorno de la conducta orgánica, un foco de epilepsia”, explicó la madre del preso político.
El 16 de marzo pasado, a las siete de la noche, Machado Conde sufrió una golpiza en prisión, propinada por Yulieski Menéndez Montero, segundo jefe del penal. En cartas de su puño y letra, el preso político ha denunciado todos los maltratos que continúa sufriendo en su encarcelamiento.
Su madre ha presentado, en más de una oportunidad, quejas por esos maltratos ante el Departamento de Atención a la Población, en 15 y K, en la Dirección de Establecimientos Penitenciarios del Ministerio del Interior (MININT), y también ante la Fiscalía Militar de Güines, pero no ha recibido respuesta.
También ha alertado sobre el peligro que representa para su vida permanecer encarcelado, en las precarias condiciones en las que tienen a su hijo en prisión, y ha responsabilizado a las autoridades cubanas por la integridad física de Machado Conde.
“Yo responsabilizo, desde el día que me lo llevaron de la puerta de mi casa, el 25 de agosto, desde la policía de Güines, Seguridad del Estado, el jefe de la prisión, yo les he estado advirtiendo hace rato que a mí nadie se me pare a decirme que al chiquito le pasó nada. Porque cuando yo me paré en la Fiscalía de la Región, a mí se me dijo que ese niño nadie lo iba a tocar, y entonces responsabilizo en este país a todo el que ha tenido que ver con él, con la vida de mi hijo”, advirtió Conde Mesa.
Abel Lázaro Machado Conde, de 25 años de edad, cumple una condena de nueve años de cárcel por los presuntos delitos de sabotaje y desórdenes públicos, tras su participación en la protesta popular del 11 de julio de 2021 en el poblado de Güines, en la provincia de Mayabeque.
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