Condenados en el sistema penal cubano denunciaron a Radio Televisión Martí los maltratos, violaciones de los derechos humanos y las difíciles condiciones en las que sobreviven en los centros penitenciarios donde se encuentran.
Desde la prisión de máxima seguridad de Kilo-7, en la ciudad de Camagüey, el Coordinador Provincial de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), Fernando Vázquez Guerra, encarcelado en el Destacamento 2, donde cumple un año y medio de prisión por los supuestos delitos de “desacato” y “resistencia”, denunció las precarias condiciones que enfrentan allí.
“Estoy vivo todavía aquí en Kilo 7. La alimentación es muy mala; ahora mismo nos están dando una especie de morcilla en mal estado y la mayoría de los presos están con diarreas", dijo el opositor.
Vázquez Guerra, denunció, además, irregularidades con su caso.
"Yo estoy preso aquí con reos que cumplen hasta 20 años de privación de libertad por asesinato, y la Seguridad del Estado me está negando el derecho a una representación legal adecuada. Por esa razón, ya tuve que cambiar dos veces el abogado defensor”, explicó.
En el mismo penal de Kilo-7, pero en el Destacamento 9, se encuentra prisionero, en delicado estado de salud, Virgilio Mantilla Arango, sentenciado a tres años y tres meses de condena por el presunto delito de “daños a la propiedad”.
“Aquí todos están igual, sin los medicamentos, sin que me venga a consultar el especialista. Sigo con los mismos dolores provocados por las hernias discales, y continúo con los calambres en los pies y las dificultades para caminar”, señaló el opositor y fundador de la organización Unidad Camagüeyana por los Derechos Humanos.
El sábado pasado falleció en Guanabacoa, La Habana, la madre del reo común Andrés Sanders Rodríguez Torres, recluido en la prisión provincial Nieves Morejón, de Sancti Spíritus. Las autoridades del penal le negaron la asistencia al velorio y entierro de su difunta madre, algo que, supuestamente, es un derecho registrado en el código penal vigente.
“Yo me llamo Andrés Sanders Rodríguez Torres. Radico en el Destacamento 11. Estoy haciendo esta denuncia porque mi madre falleció el sábado, en horas de la madrugada, y mis familiares les avisaron a los jefes de órganos, aquí, en la provincia, además de la Dirección de Establecimientos Penitenciarios del Ministerio del Interior (MININT), en 15 y K, en La Habana", detalló el preso.
Añadió que las primeras llamadas se hicieron al Tte. Coronel Pedro Borrell, director de la cárcel Nieves Morejón, además del jefe de Cárceles y Prisiones del territorio espirituano, y la Delegada Provincial del Ministerio del Interior (MININT). "Todos tuvieron conocimiento y nadie fue capaz de dar una respuesta, ni a mí, ni tampoco al resto de los familiares", señaló Rodríguez Torres.
"Luego sobre las 2 de la tarde del propio sábado, entró el oficial de guardia del penal y me dijo que no había transporte para llevarme para La Habana. Entonces, de qué derechos humanos hablan las autoridades, estamos hablando del fallecimiento de una madre”, enfatizó el preso.
Mientras que en la cárcel para los pacientes con VIH-SIDA, en Camagüey, la situación es precaria para los pacientes enfermos, alertó el preso Reinier Calderín Socarrás, que compartió el traslado hacia el hospital provincial Amalia Simone con tres de estos enfermos, quienes le pidieron que realizara la denuncia.
“Encontrándome yo en el conduce para el hospital, allí viajaban tres reclusos comunes que padecen VIH-SIDA, quienes estaban sufriendo dólares abdominales, además de estar muy decaídos, debido a la falta de medicamentos retrovirales para la enfermedad en la cárcel", explicó.
Los presos son Roberto Ramos Guerrero, Omar Yunier Díaz Jiménez y Lázaro Márquez Pérez.
"Me explicaron que no le dan las horas de patio para tomar el sol. También son víctimas de negligencia médica, discriminados por su enfermedad y maltratados por parte de los militares de esa institución penal”, concluyó Calderín Socarrás.
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