Un informe de la ONG Prisoners Defenders da a conocer que "desde que Joe Biden ganara las pasadas elecciones en Estados Unidos se ha filtrado la estrategia" -a dicha organización- que pondría en marcha la Seguridad del Estado en Cuba "con un régimen de máximas torturas a los prisioneros de conciencia" para que abandonen el activismo y lograr que traicionen a sus líderes mediante grabaciones audiovisuales forzadas.
Prisoners Defenders, gracias al estudio de numerosos casos, indicó que ha verificado que la estrategia está operativa.
Los funcionarios de prisión y la Seguridad del Estado tienen la misión encomendada a nivel nacional por el Buró del Partido para hacer claudicar irreversiblemente a los activistas en prisión, indica el informe.
"Con fuertes torturas, golpizas y aislamientos a niveles no habituales, unidos a tentadoras ofertas si claudican, deben conseguir que acepten realizar una grabación de vídeo comprometedora en la que se confiesen mercenarios y acusen a sus líderes de lo mismo", señala el texto.
Dichas grabaciones serían usadas en su contra, en caso de reanudar su activismo de derechos humanos, para su desprestigio social y para agravar su situación procesal en el futuro.
Al mismo tiempo, dice la ONG, les ofrecerían la libertad condicional, aún bajo gravísimas amenazas de crearles causas muy longevas, “dejándoles” trabajar, o incluso consiguiéndoles algún trabajo por cuenta del Estado.