Vladimir Putin no cambia los métodos aprendidos en la KGB. Al ex coronel le ha dado resultado y no ve razones para cambiarlos. Los enemigos del Kremlin son condenados a muerte, no importa donde vivan. Así fue en tiempos de la URSS y así es en la Rusia que gobierna Putin.
En el parlamento británico, la Primer Ministro Theresa May señaló a Moscú como responsable del atentado contra el ex coronel de la inteligencia militar (GRU) Serguei Skripal, de 66 años, quien vivía en el Reino Unido desde el 2010.
El secretario de Relaciones Exteriores, Boris Johnson, ya había adelantado que Gran Bretaña intensificaría las sanciones contra Rusia si descubre que el Kremlin estuvo involucrado en el atentado.
Desde el 4 de marzo permanece Skripal en un hospital de la ciudad británica de Salisbury junto a su hija Yulia, de 33 años y como declaró la premier británica, ambos “fueron envenenados con un agente nervioso de graduación militar del tipo que desarrolla Rusia”.
Un oficial de policía que se enfermó después de asistir a los Skripal se reporta gravemente enfermo.
No es la primera vez en este siglo XXI que Moscú envenena y elimina a sus ex agentes que pasaron información a Occidente.
En menos de 5 años el ex coronel ruso había perdido a tres de sus familiares más cercanos: la esposa, el hijo y su hermano mayor.
Liudmila, la pareja que se le unió en el Reino Unido en el 2011 falleció en el 2012, tras contraer cáncer endometrial a los pocos meses de arribar al país.
Su hijo Alexander, de 43 años, quien viajó a San Petersburgo en el 2016, murió durante la visita por deficiencia en los riñones, y sus restos fueron trasladados a Inglaterra. Esposa e hijos tenían desde el 2010 permiso de residencia en el Reino Unido.
Su hija Yulia, quien regresó a vivir a Rusia en el 2014 y trabajaba en compañías extranjeras, vino a visitar al padre y ahora permanece en el hospital con el mismo diagnóstico.
Por ello, la policía local y Scotland Yard decidieron abrir una investigación por la muerte de la esposa y del hijo, cuyos restos descansan en el cementerio London Road, de Salisbury.
El coronel del GRU
Skripal fue arrestado en Rusia en el 2004, cuando estaba jubilado del GRU, pero daba clases en la Academia Diplomática Militar.
Un tribunal militar le condenó en el 2006 a 13 años de cárcel y en el 2010 era uno de los 4 rusos intercambiados por los 10 espías rusos detenidos en EEUU. Para hacer el canje recibió perdón presidencial de Dimitri Medvedev.
Cuando el FBI desarticula la red rusa de espías, donde se destacaba Anna Shapman, Moscú atribuyó la delación al coronel Shcherbakov, del SVR (Servicio de Inteligencia Exterior).
En la prensa rusa no cesaban las amenazas y la más común era "Ya se le envió un Mercader", en clara alusión al catalán Ramón Mercader, quien liquidó al líder bolchevique Lev D. Trotski.
Hoy día en Rusia Mercader recobró el aura de héroe, no importa que haya sido por clavar un piolet en la cabeza de Trotski. Aunque el español prefirió en su momento dejar Moscú e irse a La Habana, porque ya su “heroicidad” no era vista como tal.
La muerte de los renegados es una sentencia que se debe cumplir a cabalidad, según los cánones de la KGB.
La muerte de los renegados es una sentencia que se debe cumplir a cabalidad, según los cánones de la KGB.
Con Inglaterra Putin ha sido siempre severo, pues el servicio de espionaje británico ha sabido por décadas infiltrar al KGB y después al SVR, FBS (Servicio de Seguridad Federal) y GRU.
La penetración rusa del Servicio Secreto de Inteligencia británico (MI-6) ha sido tan exitosa que llegaron a tener en sus filas al propio jefe de centro del espionaje soviético en Londres, el coronel Oleg Gordievski.
Cuando fue llamado a Moscú en 1985 por sospechas de trabajar para los británicos, fue interrogado, pero se escapó por la frontera con Finlandia. En noviembre del 2007 sufrió un intento de envenenamiento, otra de las órdenes de ejecución que el Kremlin lanza contra sus detractores.
Una explicación rusa a Londres
La cancillería británica acaba de citar al embajador ruso, quien debe en breve explicar a Londres cómo el agente neurotóxico fue utilizado contra el ex espía y cómo el químico llegó a Gran Bretaña.
"Si no hay una respuesta creíble, concluiremos que esta acción equivale a un uso ilegal de la fuerza por parte del Estado ruso contra el Reino Unido", declaró a los diputados la premier May, y catalogó el ataque como un "acto imprudente y despreciable".
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia criticó las declaraciones de la política inglesa en el legislativo y llamó “espectáculo circense” la sesión de la Cámara Baja británica.
El Kremlin niega cualquier tipo de participación y alega la existencia de una histeria anti-rusa en los medios de prensa del Reino Unido.
Con el cinismo habitual, el portavoz de Putin, Dmitry Peskov, dijo que Skripal trabajaba para la inteligencia británica, fue envenenado en territorio británico, por lo que el incidente "no tenía nada que ver con Rusia, y mucho menos con los líderes rusos".
La embajada rusa en Londres mantiene el mismo discurso, con bromas y cinismo.