Si algo hay que elogiar de Mariano Rajoy es el aguante que tiene, la flema, para decirlo de otra manera. Su gestión como presidente del ejecutivo español ha estado manchada de escándalos muy gordos –el tesorero de su partido, Bárcenas, se encuentra imputado por corrupción-, y a esto habría que sumarle lo que se sabía antes de salir como presidente: su escaso carisma.
Rajoy llevaba luchando por este puesto mucho tiempo, hasta que lo consiguió por el voto de castigo contra el gobierno saliente que suele otorgar, sin falta, el electorado español. Esa es la dinámica de un país que lleva casi 40 años –lo mismo que duró la dictadura de Franco- alternando entre dos partidos que, además de enfrentar delitos de corrupción, han dejado a sus principales dirigentes colocados para toda la vida en puestos claves, en la empresa eléctrica, de agua y gas natural. Ahora, para continuar la tradición, los viejos dirigentes se van orientando hacia las energías renovables.
Durante estos últimos días la gente se ha enfadado mucho con la subida del recibo de “la luz”. No se explican cómo puede haber subido tanto si cada vez instalan más paneles solares. La respuesta oficial, aunque cueste creerlo, fue que el sol pertenece a España. Cosas así se debaten día a día en el panorama ciudadano. Los recortes a las prestaciones sociales en el gobierno de Rajoy han sido también escandalosos.
Tal vez por ello un joven de 17 años le partió la cara esta semana, tomándolo por sorpresa en un paseo electoral, nada más y nada menos que en Pontevedra, la ciudad natal del presidente. El padre del joven, abogado de la Cámara de Comercio, se ha disculpado con su coterráneo y correligionario. Este parece ser un punto interesante: las nuevas generaciones ya no responden a sus padres, ni siquiera políticamente.
Ahora bien, con nada se justifica que alguien pueda dar un puñetazo otro porque le dé la gana. No pocas personas aplaudieron el puñetazo en las redes sociales. Leímos comentarios como: “no ha sido tan grave; no ha puesto una bomba”. En democracia, y España la tiene, las cosas se conquistan en las urnas.
El joven, Andrés de V.F., es un simpatizante de la izquierda radical y, según algunas publicaciones que lo han investigado, sus paradigmas son Fidel Castro y el Che Guevara. También es seguidor radical de un equipo de fútbol gallego. En general, se manifiesta gallego, no español.
Según dictan las reglas de la diplomacia, los candidatos opositores a las elecciones generales de este domingo 20 han enviado mensajes de condolencia a Rajoy, pero el puñetazo sin dudas representa un punto a favor de Pablo Iglesias, líder del anticapitalista Podemos; Albert Rivera, la nueva derecha española que se desmarca del “casposo” PP, y el rival más fuerte, según marca la tradición, el también joven líder del PSOE, Pedro Sánchez.
Sánchez en estos días llevó un debate televisivo hasta las últimas consecuencias, ofendiendo a Rajoy cara a cara. “Usted no es una persona decente”, le dijo. Se pasó de la raya y esto lo ha criticado mucha gente, pero no le quedaba otra si quería recuperar algo del fuelle que su partido perdió con la gestión de Zapatero. Por cierto, se calcula que muchos de los electores que históricamente votaban al PSOE, este domingo echarán la boleta a favor de alguno de los dos partidos nuevos, Podemos y Ciudadanos, que representan no solo la ruptura de la tradición, sino también una esperanza de que España se mueva hacia lo desconocido.