El ex jefe de la antigua Oficina de Intereses en La Habana y actual alcalde de Coral Gables, James Cason, dijo que según la ley Helms-Burton las sanciones al régimen cubano sólo pueden ser levantadas cuando ninguno de los dos Castro esté en el poder, que ahora queda Raúl, y que el cambio a la democracia en la isla será lento por el proceso de destrucción de un país próspero llevado a cabo el régimen.
Por su parte le historiador Marcos Antonio Ramos manifestó que muerto Fidel Castro hay que seguir de cerca el desarrollo de los acontecimientos posteriores y que, no obstante, va a cambiar el ambiente pues fue una figura que marco personalmente el proceso.
El académico Frank Mora estima que si Fidel Castro hubiese muerto en 2006, cuando se enfermó, el impacto sí hubiera sido grande. Ya en el 2016, Raúl Castro ha tenido tiempo de prepararse junto a la jerarquía para lo que ha ocurrido.
El escritor Carlos Alberto Montaner dijo por su parte que no está a punto de saber qué va a pasar en Cuba, pero que sí sabe que cada vez que un caudillo importante en un país dado ha muerto, ha habido cambios fundamentales después.
Lincoln Díaz-Balart, ex congresista federal estadounidense, dijo que Fidel Castro fue el más brutal y destructivo de los tiranos en la historia de América Latina y que su muerte no era sólo muy esperada sino muy necesaria, pero que ahora pueden cambiar las cosas, pues el jefe de la operación criminal que es el régimen cubano, ha muerto.