Un viaje a Cuba causa tensiones desde la compra del incierto boleto. Pudo ocurrir que la agencia de viajes no informó el cambio del tamaño del avión y que su asiento no estaba garantizado. Probablemente se enteró en el aeropuerto de Miami, también conoció allí que no podría llevar más de 2 maletas. Entonces a abrir el equipaje, el lio para decidir que dejar, y llamar para que recogieran la improvisada bolsa. Las compras para familiares y amigos se iniciaron meses antes; cosas de primera necesidad para la vida diaria, medicinas y el minúsculo negocio que alivien las carencias en Cuba.
El 1 de septiembre, entraron en vigor las nuevas disposiciones de la Aduana de Cuba.
Las autoridades de Cuba aducen la necesidad de establecer nuevos límites a las importaciones sin carácter comercial y la alternativa de valor-peso para la determinación del eventual pago en Aduana de los artículos que clasifiquen como miscelánea.
Las restricciones supuestamente están dirigidas a frenar las “mulas” que se enriquecen surtiendo el mercado subterráneo. Sin embargo, las causas son mucho más antiguas y profundas.
Una vez más las autoridades cubanas recurren a las “prohibiciones absurdas” según su conveniencia. Debido a la siempre decreciente economía no surten las caras tiendas en divisas ni abren los mercados de venta al por mayor prometido a los cuentapropistas.
Los salarios y las pensiones siguen depreciándose. Pero el gobierno cubano restringe al pueblo los beneficios de la política proactiva de la Administración Obama desde 2009, cuyo resultado estimado durante 2013 fue de 3 506 millones en mercancías, el 54,37% llevada por pasajeros, 42,78% envíos por agencias y 2.85% envíos virtuales, asi como de 2 777 millones de dólares en remesas familiares en efectivo. Parece temer el agradecimiento de la población por la posibilidad de recibir la ayuda para afrontar las precarias condiciones de vida u obtener beneficios mediante el trabajo honesto con sus actividades por cuenta propia. En tanto procura elevar sus ganancias netas en los aeropuertos y los envíos por agencias.
La mayor parte de los artículos llegados a Cuba proviene del trabajo esforzado de familiares y amigos, quienes procuran traerlos en un viaje y confraternizar con sus seres queridos. La prohibición de la venta de ropa y otros artículos en 2013, en lugar de otorgar licencias con ese fin, eliminó la competencia a sus mercancías de baja calidad y precios exorbitantes, y ocasionó gran malestar entre la población. Igual disgusto causan las restricciones aduaneras, que no se resuelven con reportajes en los periódicos, la radio y la televisión oficiales.