Mediante una orden ejecutiva del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se ordena la salida de EEUU de 35 rusos, a los que considera oficiales de la inteligencia rusa, que interfirieron en el proceso electoral del país el pasado mes de noviembre. Los rusos han estado laborando en sedes diplomáticas en Washington D.C y San Francisco. Los diplomáticos rusos fueron declaradas persona non grata por actuar de "manera inconsistente con su estatus diplomático".
Además de la expulsión de los diplomático Obama anuncio sanciones contra funcionarios rusos y miembros del servicio de inteligencia rusos, como del GRU (Departamento Central de Inteligencia ruso), el Servicio Federal de Seguridad (servicio de seguridad nacional, FSB).
Obama dijo que los rusos ya tampoco tendrán acceso a dos complejos que pertenecen al gobierno ruso y que están en Maryland y en Nueva York.
En reiteradas ocasiones el Kremlin ha negado las acusaciones de que el gobierno ruso estuviera tratando de influir en la elección presidencial donde Donald Trump ganó. La portavoz de la cancillería rusa, Maria Zajarova, prometió que Moscú no dejara sin respuesta cualquier acción de la Casa Blanca contra Rusia.
Varias agencias estadounidenses de inteligencia concluyeron que el objetivo de Rusia era ayudar a Trump, algo que el presidente electo ha calificado de ridículo.