El 25 de diciembre de 1991 desapareció oficialmente la URSS. Los presidentes de Ucrania, Rusia y Bielorrusia habían firmado la defunción del estado totalitario. Mijail S. Gorbachev, presidente de la Unión Soviética no pudo mantener el control sobre las 15 repúblicas y fue obligado a renunciar.
Perestroika: no más chupe de teta de la vaca soviética
De 1947 a 1952 Estados Unidos entregó a los países de Europa Occidental 13 mil millones de dólares mediante el Plan Marshall. Fidel Castro obtuvo por casi 30 años más de 4 mil millones de dólares anuales en subsidios de la URSS, y también de los países socialistas que formaban el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME).
Pero con el inicio de la perestroika, la desaparición del campo socialista en 1989 y la parálisis del CAME hicieron que los subsidios soviéticos no tuvieran la continuidad de la época dorada entre Moscú y La Habana, cuando Leonid I. Brezhnev estaba en el Kremlin.
El glasnost, la transparencia informativa, sacó a la luz pública el subsidio soviético a los cubanos. En la prensa aparecían artículos sobre donde cuestionaban el envío de materias primas a la isla del Caribe a precios irrisorios, el trato de nación favorecida que tenía Cuba con la URSS le hizo acreedor de nuestros beneficios económicos por décadas.
Y desde 1977 Castro inicio la reexportación del petróleo soviético en el mercado internacional a un precio que en ocasiones triplicaba el que obtenía de Moscú.
Ya en 1987 la crisis en la propia economía soviética tiene su impacto en la exportación. Para finales de 1989, todos los países de Europa del Este habían echado por la borda la economía planificada para comenzar a experimentar con la economía de mercado. En el Kremlin, al perder todos esos aliados, deciden que a partir de 1990 las transacciones comerciales entre los miembros del CAME se hicieran en base a los precios del mercado internacional y en moneda convertible. Nada de rublo convertible, ni intercambio y muchos menos subsidios.
1992: el año del período especial
Ya a medidos de 1990, se informa a los cubanos que vendrían restricciones en el consumo de combustible y demás productos energéticos, que ya no estaban arribando de la URSS con la frecuencia acostumbrada y reconocen que se “comienza a transformar la vida de nuestro país de una situación normal a un periodo especial en época de paz”.
En el verano de 1991 se realizan los Juegos Panamaericanos en La Habana, en medio de una escasez de alimentos. El jueves 20 de diciembre de 1991 el diario oficialista Granma publica un anuncio a la población “sobre medidas adicionales con motivo a la la escasez de combustibles y otras importaciones”. Era el pistoletazo para
Durante la clausura de las sesiones de trabajo de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el 27 de diciembre 1991, Castro afirmó que se debían preparar “para las peores circunstancias, calculemos las peores circunstancias”, aunque falló en cuanto al tiempo que iba a perdurar el desastre económico., pues declaraba que el punto crítico del periodo especial sería en 1992 y después “empezará a remontarse el período especial poco a poco”.
El estallido social vino en 1994 con el Maleconazo y la salida de más de 120 mil cubanos del país que fueron enviados a campamentos de refugiados en la base naval de Guantánamo y Panamá. Nunca más se recuperó la economía cubana. Los niveles de la economía cubana de 1989 llegaron a alcanzarse en el 2004.
Oficialmente nunca se ha anunciado el fin del período especial y en el verano del 2016, con la crisis en Venezuela, el fantasma de ese proceso volvía a la mente de los cubanos.