Como un nuevo capítulo de la cada vez más ambiciosa presencia rusa en Cuba, las autoridades científicas de ese país anunciaron el envío de una delegación de investigadores a la isla, para realizar estudios sobre enfermedades tropicales, entre ellas la fiebre del Oropouche, que se ha diseminado por toda la isla.
Aunque las propias autoridades sanitarias rusas han descartado que haya riesgo de propagación de la fiebre de Oropouche en ese país, especialistas del Servicio Federal de Supervisión de la Protección y el Bienestar del Consumidor de Rusia (Rospotrebnadzor), estarán en Cuba hasta el 8 de agosto empleando equipos, técnicas y sistemas de alta tecnología concebidos y desarrollados en Rusia y cuentan con el apoyo de científicos cubanos, según informó la agencia estatal Prensa Latina citando a la estatal TASS.
La prensa oficial cubana señala que se trata de una colaboración entre los dos países, dirigida a “garantizar el bienestar sanitario y epidemiológico de la población”.
La visita se produce en un contexto de creciente presencia rusa en la isla. Ambos países han incrementado los encuentros bilaterales y la firma de acuerdos en materia de economía, defensa, turismo e inversiones en los últimos meses. Expertos señalan que el vínculo de La Habana con Moscú responde a una marcada necesidad económica.
El presidente de la cámara de diputados de Rusia (Duma), Viacheslav Volodin, visitó Cuba el pasado mes de julio. En mayo, el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel viajó Moscú y se reunió con el presidente Vladimir Putin. El primer ministro cubano Manuel Marrero Cruz realizó una visita similar el año anterior.
En junio, una flota militar rusa compuesta por un submarino nuclear, y una fragata entró en la bahía de La Habana. Según las autoridades cubanas, las maniobras formaban parte de un intercambio diplomático.
Rusia se ha convertido en un salvavidas del régimen de La Habana, mientras la isla se encuentra en la peor crisis económica de su historia reciente, según analistas. El Kremlin le ha suministrado petróleo, alimentos y medicamentos, así como equipamiento técnico y logístico.
“Este alineamiento geopolítico tiene ecos de la Guerra Fría, pero a diferencia de aquel momento, los cubanos se sienten atraídos por Moscú no por afinidad ideológica, sino por necesidad económica”, dijo a Martí Noticias el profesor William LeoGrande, catedrático de la Universidad de Augusta, en Georgia, EEUU.
En marzo de 2024, un buque tanquero procedente de Rusia con unas 90.000 toneladas de petróleo atracó en el puerto de Matanzas. Ese mismo mes, las autoridades cubanas informaron sobre la firma de cinco contratos entre cuatro compañías rusas y empresas del Grupo Empresarial BioCubaFarma.
El Ministerio de Situaciones de Emergencia de Rusia donó 21 camiones especializados URAL Next valorados en cuatro millones de dólares al Cuerpo de Bomberos de Cuba.
En 2023, Rusia y Cuba firmaron decenas de acuerdos en diferentes sectores. Ese año, el turismo ruso a la isla alcanzó los 185.000 visitantes, un crecimiento de 242 % respecto a 2022. En respuesta a ese aumento, las autoridades cubanas implementaron el sistema de pagos MIR en buena parte de la red comercial del país, que permite a los rusos pagar con tarjetas de bancos de su país. Hasta marzo de 2024, las transacciones realizadas por esa vía ascendían a más de 2,7 millones de dólares, según cifras oficiales.
El comercio bilateral entre ambos países aumentó nueve veces en 2023 respecto a 2022, según las estadísticas del Gobierno cubano.
Las autoridades sanitarias rusas han descartado que haya riesgo de propagación de la fiebre de Oropouche en ese país. Rospotrebnadzor aseguró que las especies de mosquitos Aedes serratus y Culex quinquefasciatus, que transmiten la enfermedad, no habitan en Rusia.
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