El déficit de capacidad del servicio eléctrico nacional en Cuba sufrió el miércoles una afectación máxima de 766 megavatios, más del doble de lo previsto, con interrupciones desde las 10:00 de la mañana hasta cerca de las 2:00 de la madrugada.
Residentes en varias provincias cubanas describieron a Martí Noticias el escenario que han sufrido en las últimas horas con la intensificación de los cortes eléctricos.
“Casi el día entero; a las 11 de la mañana quitaron la corriente, la pusieron 4 de la tarde y a las 5 volvieron a quitarla. La retornaron a las 8 y pico de la noche, se volvió a ir de nuevo, después vino como a las 10 y pico de la noche. Después, por la madrugada, nuevamente volvieron a quitar la corriente”, dijo desde la ciudad de Santa Clara, en el centro de la isla, el periodista independiente Guillermo del Sol.
Martha Domínguez vive en el poblado de Güira de Melena, en Artemisa. En su localidad, aparejado a los cortes de electricidad, también hay afectaciones con el servicio de agua. “Más de 12 horas de apagón, no se pudo hacer comida”, comentó.
Mientras, Teresa Miranda Céspedes, desde Mayarí, dijo que los apagones son "insoportables", en medio del desabastecimiento, una situación que alimenta el malestar social.
“Esos apagones llegaron para quedarse. La gente anda loca sin comida, sin corriente”, aseguró desde ese territorio del oriente de Cuba.
Leydis Tabares, en la ciudad de Camagüey, señaló que los apagones se han intensificado, en lugar de mejorar.
“Doce horas se me fueron ayer y hoy estoy levantada desde las 4 de la mañana tratando de cocinar y de lavar para que no me pase lo que me paso ayer. Hasta las salchichas se están echando a perder porque es tanto el calor... te puedes imaginar”, advirtió la mujer, residente en el barrio La Vigía.
Desde Sagua de Tánamo, en Holguín, Alfredo Álvarez Leyva considera que todo sigue igual.
“Diez, 12 horas [de apagón]. Te la ponen un tiempo y después te la quitan otra vez. La gente, chillando, porque es una situación muy difícil”, denunció el activista.
Daniel García vive en Palma Soriano, Santiago de Cuba, donde los residentes enfrentan un panorama similar. “Se fue a las 11, vino a las seis y se fue a las siete, y vino a la una de la madrugada. Es criminal”, detalló, en referencia a los cortes del servicio eléctrico este miércoles.
Victoria Martínez Valdivia vive en Caimanera, Guantánamo, tiene varios niños menores a su cuidado y una hermana enferma. La mujer explicó a Martí Noticias cómo sobreviven a los prolongados apagones.
“La situación es supercrítica. Cuando llega la corriente, ocho y pico de la noche, a esa hora ponerse a hacer los alimentos”, destacó.
A cientos de kilómetros de allí, en el municipio matancero de Carlos Rojas, la activista Annia Zamora Carmenate, que aún está convaleciente del virus del Oropouche, alertó sobre el deterioro sanitario en el territorio en medio de este brote, que se agrava con el calor, los apagones y la proliferación de mosquitos.
“Ayer fueron más de 10 horas [de apagón]. Continuamos siendo un basurero, no hay fumigación no hay nada, pero lo más triste y doloroso es que, por ejemplo, anoche mi nieto de seis años convulsionó. Ahora tengo a mi nieto en el Hospital de Jovellanos y aquello está lleno de niños con vómitos, con diarreas y fiebres altísimas, y ando como loca buscando todos los medicamentos, porque no hay nada”, relató.
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