La Seguridad del Estado trató de intimidar al periodista independiente y activista camagüeyano José Luis Tan Estrada con imputarlo de los cargos de incitación a delinquir, desobediencia y desacato, si no desiste de sus labores informativas y como activista de derechos humanos.
Tan Estrada recibió las amenazas durante un interrogatorio este sábado en la 3era Unidad de policía de Camagüey, adonde acudió tras ser citado.
“Cuando llegué me atendió un capitán de la PNR [Policía Nacional Revolucionaria]. El objetivo de la supuesta entrevista eran amenazarme para que deje de hacer periodismo independiente, para que deje de realizar mis labores humanitarias, de ayudar a las personas, y para que deje de denunciar en las redes sociales”, relató el reportero a Martí Noticias.
“Según el represor, yo estaba incitando a la gente a que hicieran muchas cosas y por tanto podría caer en delitos de desobediencia, desacato o de incitación. Alegó que yo había hecho algunas publicaciones contra los dirigentes de este país, que habían incentivado a que otras personas también hicieran lo mismo”, dijo.
Al comunicador le fue entregada una carta de advertencia en la que se enumeran los presuntos delitos en los que ha incurrido el comunicador.
“Yo lo único que le contesté es que yo no voy a dejar de hacer periodismo, voy a seguir ayudando a las personas y voy a seguir denunciando todas las arbitrariedades que comete el régimen comunista cubano contra su propia gente”, aseguró Tan Estrada.
Desde su expulsión de la Universidad de Camagüey, donde impartía clases, hace poco más de un año, Tan Estrada ha sido víctima de varias detenciones, interrogatorios, campañas de descrédito por parte del Gobierno, y ataques y amenazas en las redes sociales y en programas de la televisión nacional.
El periodista recordó que la última vez que lo detuvieron fue en febrero de este año, cuando se dirigía a entregar medicinas e insumos al Hospital Pediátrico de Camagüey. En aquella ocasión, los agentes de la policía política le confiscaron los aperos y fue conducido a Villa María Luisa, sede de la Seguridad del Estado en la capital camagüeyana, y liberado pocas horas después.
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