Después de una pausa de casi nueve meses en la información sobre casos reportados, los medios estatales cubanos comunicaron este jueves a través de sus medios que el país registra hasta la fecha 1.847 casos del virus del Zika.
La nota publicada en el diario Juventud Rebelde, que no cita fuentes del Ministerio de Salud Pública, sino a una alta oficial de la Defensa Civil, la teniente coronel Gloria Gely Martínez, asegura que los niveles de infestación del virus han bajado un 34,2 %, aunque existen varias provincias con "grandes riesgos”, entre ellas La Habana, capital del país, Cienfuegos y Camagüey, en el centro de la isla, y Guantánamo (extremo oriental).
Según los datos oficiales divulgados, no se reportan casos de chikunguña, ni trasmisión activa de dengue en el país caribeño, donde también han disminuido los casos febriles, a pesar de que se han detectado 591 focos de mosquitos, de los cuales el 69,2 % se halló en depósitos para almacenar agua.
Dificultades crónicas con el agua corriente obligan a la mayor parte de los cubanos a almacenarla en sus hogares en una amplia gama de depósitos.
La responsable de reducción de desastres de la Defensa Civil aseguró que hasta este mes no se han reportado casos de cólera, aunque advirtió que, a pesar de la disminución de las enfermedades diarreicas agudas, estos padecimientos pueden aumentar en el verano.
Sobre la fiebre amarilla, para la que se ha emitido una alerta por la situación en Brasil, Perú, Angola y el Congo, recordó que en Cuba se erradicó la enfermedad desde 1908 y que actualmente cuentan con la vacuna para evitar su reaparición.
Desde la aparición del brote global de Zika el gobierno cubano, puso en marcha una campaña en todo el país que incluyó la fumigación para erradicar el mosquito y la realización de pesquisas a personas con síntomas como fiebre, dolores en articulaciones y erupciones en la piel. También incorporó a los militares a las labores de fumigación y estableció puestos de control en los aeropuertos y otros puntos de entrada al país.
Sin embargo, como ha sucedido con otras enfermedades infecciosas (que pueden poner en peligro las cifras del turismo, una importante fuente de divisas para el gobierno), la información a la población sobre la magnitud, y dispersión del brote en la isla ha estado, en el caso del Zika, lejos de alcanzar el nivel de las demás medidas implementadas.
El primer caso del virus fue detectado en Cuba en febrero de 2016, importado por una médica venezolana de 28 años. A partir de ese momento el Ministerio de Salud Pública comenzó a ofrecer partes actualizados de casos importados en los medios estatales, rompiendo con el hábito de mencionar solamente al agente transmisor y no a la enfermedad.
El primer contagio ocurrido en el territorio nacional fue reportado en el diario oficial Granma a mediados de marzo.
Los partes se descontinuaron en agosto de ese año, después de detectarse a principios de mes dos casos de contagios en Holguín, con lo que sumaban tres los casos autóctonos. Después de eso, las siguientes estadísticas publicadas en los medios de comunicación masiva de la isla son las que acaba de ofrecer Juventud Rebelde, casi nueve meses después.
Considerando las recomendaciones de especialistas en la prevención de estas enfermedades infecciosas acerca de mantener informada a la población, el impasse informativo podría haber incrementado el riesgo de que otros cubanos contrajeran el virus, que es transmitido, al igual que el del dengue, por el mosquito Aedes aegypti, y que cuando es inoculado por el vector a embarazadas puede causar microcefalia a los hijos que ellas están gestando.
Gely no precisó en cuántos de los 1.847 casos el Zika fue adquirido en el país, ni si se han reportado casos de niños nacidos con microcefalia en Cuba.
(Con información de EFE, Reuters y Juventud Rebelde)