A más de 850 kilómetros de sus hogares fueron trasladados los presos políticos cubanos Yosvany Sánchez Valenciano y Carlos Manuel Figueroa, ambos residentes en La Habana.
“Yosvany Sánchez Valenciano me llamó desde la prisión Combinado de Guantánamo, adonde había sido llevado entre el viernes y el jueves pasado. Este tipo de represalia la utiliza el régimen dictatorial para torturar tanto a los presos como a sus familiares”, explicó, desdela ciudad capitalina, Zaqueo Báez, vicecoordinador de la Unión Patriótica de Cuba, a la que también pertenece el activista cautivo.
Sánchez Valenciano fue condenado en 2016 a cinco años y nueve meses por los supuestos delitos de desacato y desorden público, por lo que le quedaría poco tiempo para cumplir íntegra su condena.
Esta política de castigo, conocida en lenguaje carcelario como “cordillera”es usada por las autoridades penitenciarias tanto con reos comunes cuando cometen algún tipo de indisciplina como con los prisioneros políticos, generalmente, en este último caso, ordenado por la policía política.
Así hicieron con la presa de conciencia habanera, Aimara Nieto, encarcelada en la cárcel de mujeres de Las Tunas desde hace más de un año.
Por su parte el defensor de derechos humanos, Juan del Pilar Goberna, también desde la capital cubana se refirió a la reubicación de Figueroa:
“Carlos Manuel Figueroa Álvarez está cumpliendo una condena de cuatro años con 10 meses. Esta condena la extingue en el mes de julio de 2021. Lo han mandado a la Prisión de Boniato, Santiago de Cuba, casi a 900 kilómetros de su lugar de residencia que se sabe cómo está allá la pandemiaen los penales. Carlos Manuel tenía visita el 23 de abril y ahora lo han mandado tan lejos que quizás su anciana madre no pueda viajar a verlo. Es como algo de burla para fracturarlo”.
“Un disidente, un opositor negro que se oponga al Gobierno tiene una carga doble, sobre todo una ración de odio, de discriminación”, apuntó Goberna.
Alrededor del 20 por ciento de los presos políticos cubanos son afrodescendientes.