El juicio político contra la presidenta brasileña Dilma Rousseff ha puesto los reflectores en la corrupción de los legisladores.
Alrededor de 60% de los 594 legisladores de ambas cámaras del Congreso son investigados debido a irregularidades o afrontan cargos de corrupción, de acuerdo con grupos independientes.
Muchas de las investigaciones están relacionadas con la red de corrupción en la empresa petrolera estatal Petrobras, en la que presuntamente se otorgaron contratos a cambio de sobornos.
Los tres hombres en la línea de sucesión que podrían sustituir a Rousseff si es sometida a juicio político son investigados en los casos de Petrobras y otros.
Primero en la línea de sucesión: Michel Temer (vicepresidente)
Un exsenador convertido en testigo del Estado acusó recientemente a Temer de designar a un cabildero para que distribuyera sobornos de 1997 a 2001, relacionados con acuerdos de etanol, a través de Petrobras. Temer niega las acusaciones.
El vicepresidente está acusado de arreglar el nombramiento de un director de Petrobras implicado en varios casos de corrupción relacionados con el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), al que pertenece Temer. El vicemandatario niega conocer a esa persona.
Temer firmó el mismo tipo de decretos presupuestarios que suscitaron el actual proceso de juicio político contra Rousseff. Los detractores han dejado entrever que podrían intentar un juicio político contra Temer por esas acciones.
Temer está acusado de haber recibido más de $1.5 millones de una compañía constructora que trabaja con Petrobras. El vicepresidente afirma que ese dinero fue un donativo legal de campaña.
Las autoridades decomisaron a la compañía constructora Camargo Correa listas en las que aparecía el nombre de Temer en 21 ocasiones al lado de cantidades que sumaban en conjunto $345.000, presuntamente sobornos.
Aunque el caso fue desechado en tribunales, se atribuye a la investigación haber propiciado la actual pesquisa a Petrobras.
Segundo en la línea de sucesión: Eduardo Cunha (presidente de la Cámara de Diputados)
Cunha, un evangélico que tuitea con frecuencia versos bíblicos, se convertiría en el presidente de facto si Temer efectúa algún viaje al extranjero o quedara incapacitado. Cunha es investigado por diversos cargos de corrupción. Refuta todas las acusaciones.
El principal investigador de Brasil ha solicitado a la Corte Suprema que retire a Cunha del cargo debido a todas las acusaciones sobre irregularidades que pesan sobre él y por presunta obstrucción de la justicia. La corte no ha emitido su decisión.
En marzo, los fiscales acusaron a Cunha de corrupción y lavado de dinero por participar en la negociación de contratos para buques de perforación, incluido el pago de $5 millones.
Fiscales suizos afirman que Cunha tuvo cuentas bancarias secretas en el banco Julius Baer. En diciembre, esas cuentas alcanzaban un total de 2.4 millones de francos suizos, según versiones locales de prensa. Los investigadores brasileños dicen creer que ese dinero está relacionado con corrupción derivada de la operación de un yacimiento petrolero de Petrobras en Benín.
Los investigadores brasileños afirman que desde 1990 Cunha también ha tenido cuentas sin declarar en Estados Unidos por más de $20 millones.
Un senador convertido en testigo del Gobierno afirmó que Cunha y el PMDB recibieron pagos por más de $10 millones del banco BTG Pactual a fin de conseguir una orden ejecutiva que fue aprobada por la Cámara de Diputados.
En el testimonio de un cabildero que se declaró culpable en el caso, Cunha está acusado de recibir sobornos por más de $12 millones de las empresas constructoras Odebrecht, OAS y Carioca para renovar la zona portuaria de Río con vistas a los Juegos Olímpicos.
Tercero en la línea de sucesión: Renan Calheiros (presidente del Senado)
Calheiros sería presidente interino en caso de que Temer y Cunha viajaran al exterior o quedaran incapacitados. El Tribunal Supremo Federal considera actualmente siete investigaciones contra Calheiros en la pesquisa a Petrobras. El funcionario refuta todas las acusaciones.
Calheiros está acusado por un cabildero de haber recibido un pago de $600.000 para que frenara una pesquisa del Senado sobre corrupción en Petrobras.
El funcionario está acusado por un exdirector de Petrobras de amenazar con retirarle su apoyo a menos que le pagaran dinero. El mismo exdirector afirma que Calheiros recibió $1.7 millones a través de un cabildero de Petrobras en un caso sobre contratos relacionados con barcos de perforación.
En un acuerdo con la Fiscalía, otro exdirector de Petrobras acusa a Calheiros de utilizar al legislador Anibal Gomes de la Cámara de Diputados para pagar sobornos derivados de contratos con constructoras.