Aquel día de febrero de 2013 debían terminar, en un tribunal sudafricano, las aventuras internacionales del cubano Nelson Pablo Yester Garrido.
Detenido en abril de 2011, meses después de un operativo antidrogas, los fiscales del distrito de Port Elizabeth tenían entre las evidencias contra él 166 kilos de cocaína decomisados, con un valor en la calle de 418 millones de rands (US$ 31 millones). Esta vez no podría escapar.
Sin embargo, en el momento en que debía ser juzgado se anunció que se le retiraban los cargos. La Autoridad de la Procuraduría Nacional (NPA) explicó que la decisión se había tomado porque… ¡no había nadie disponible para traducir al inglés documentos oficiales brasileños! La Autoridad también advirtió que no estaba “en posición de confirmar cuándo se volverían a presentar las acusaciones”.
Avance rápido a enero de 2017. Como ha destapado en su blog Cuba Confidential el ex coronel de la contrainteligencia estadounidense Chris Simmons, la NPA ha lanzado a través de su unidad de integridad una investigación sobre alegaciones de que un miembro del equipo de la fiscalía estatal en Port Elizabeth recibió un portafolios con 700.000 rand (unos $53.000 al cambio actual) como soborno para que parara en seco el proceso por drogas en el que estaba implicado Yester-Garrido, .
Pero las correrías en el mundo de las sombras de este criminal de alto vuelo, coinciden diversas fuentes, no figuraron por primera vez en documentos judiciales en Sudáfrica, sino aquí en Miami
Según una declaración jurada de dos agentes de la Oficina Federal de Investigaciones, a la que tuvo acceso el diario sudafricano Mail & Guardian, este cubano al que un amigo describe como un agente "entrenado por la KGB, capaz de volar cazas MiG, un verdadero James Bond", llegó (como el personaje de Tony Montana encarnado por Al Pacino en Scarface) por el éxodo de Mariel a Miami, donde recibió estatus de refugiado.
El documento precisa que a partir de 1982 Yester-Garrido empezó a tener problemas con la justicia como porte ilegal de armas de fuego y obtención fraudulenta de un pasaporte estadounidense y una tarjeta de crédito . Por este último delito fue detenido en 1989 en el Aeropuerto Internacional de Miami. Se declaró culpable, pero luego se fugó de la cárcel.
Para entonces ya Yester-Garrido estaba hasta el cuello en el tráfico de drogas, en contubernio con otro inmigrante cubano, Juan F. Almeida, cuya fachada era una concesionaria de autos y una nave y taller para botes. Una minuta de la apelación posterior de Almeida en un sonado caso en el que Yester sería el único fugitivo señala que los dos coordinaron a fines de los 80 la transportación de varios cargamentos de drogas de Miami a Nueva York.
Muchos miamenses recordarán en los años 90 el Porky’s, un go-go (club con bailarinas desnudas) situado en el 885 SE 14th St de Hialeah‚ Florida 33010 (hoy radica allí otro centro nocturno llamado Bella's Cabaret). A fines de los 80, Mientras Yester-Garrido se enredaba más y más con la justicia, el club fue comprado por el judío de origen ucraniano Ludwig Fainberg (apodado Tarzán por su pelo largo) y se convirtió en punto de encuentro de la mafia rusa, que por entonces compartía con testaferros de los narcos colombianos el dominio del bajo mundo de Miami.
Fue en Porky’s donde los dos cubanos se asociaron con Fainberg en el tráfico de drogas. A partir de 1994 comenzaron a ser vigilados por el FBI, la agencia antidrogas (DEA) y el Servicio Secreto, que infiltraron entre ellos a un informante de nacionalidad rusa, Alexander Yasevich. Este se ganó su confianza presentándose como un operador del tráfico de narcóticos y armas en Rusia.
A fines de los 90 los dos cubanos le hablaron a Fainberg de un encargo de los capos colombianos de la droga (para entonces llegaba a su ocaso en Colombia el Cartel de Cali y empezaba a ascender el Cartel del Norte del Valle). Se trataba de conseguir en Rusia un submarino diésel de la era soviética que les permitiera traficar cocaína en grandes cantidades hacia la costa oeste de EE.UU. y Canadá.
Fainberg reveló luego, cuando aceptó ser el testigo de la fiscalía, que los tres habían viajado a San Petersburgo y visitado una base naval para encontrar un sumergible adecuado. El ucraniano cometió la indiscreción de comentarle el delicado asunto al agente encubierto Yasevich, que lo estaba grabando, y en enero de 1997 Almeida, Yester-Garrido y Fainberg fueron formalmente acusados en Miami de crimen organizado y conspiración para traficar drogas.
Una reseña de la acusación hecha por el New York Times dice que a los dos cubanos se les acusó de ser los intermediarios con los carteles de la droga colombianos, y que en 1992 los dos ya estaban negociando con oficiales rusos la compra de helicópteros para los narcotraficantes, las que se materializaron por valor de cerca de un millón de dólares (¿Hablaban ruso Almeida y Yester?).
También señala el documento que el papel principal de Yester era "supervisar y controlar la exportación de cocaína de América del Sur tanto a los Estados Unidos como a la antigua Unión Soviética. En ese sentido, precisa que conspiraron para ocultar cantidades del estupefaciente en envíos aéreos de camarones frescos desde Ecuador a San Petersburgo.
Después de que se radicara la acusación contra los tres, Yester-Garrido huyó a Sudáfrica, donde esperaba retomar tranquilamente sus actividades delictivas bajo el alias de Antonio Lamas, un supuesto comerciante mexicano de piezas de avión.
Contactos con la mafia de Johannesburgo
Desde luego, lo de comerciante era solo fachada. Antes de "preguntar dónde se comía y dónde se bebía", Yester-Garrido buscó el contacto con la mafia local.
En Johannesburgo conoció a dos aparentes importadores y exportadores de ropa y tejidos, Martin Wingate-Pearse y su asociado Adriano Mazzotti, ambos allegados al mafioso Glen Agliotti, un íntimo amigo del Comisionado Nacional de la Policía sudafricana Jackie Selebi. La relación con este grupo se cimentó durante almuerzos en una cafetería brasileña de Sandton City, un suburbio de Johannesburgo. Llegaron a tener negocios conjuntos. En algunos casos "Lamas" fungió como traductor para transacciones con enviados angolanos, lo que sugiere que pudo haber pasado tiempo en ese país durante la intervención cubana en Angola entre 1975 y 1980.
Un día, un televidente sudafricano que conocía a "Lamas" lo identificó en una emisión del programa de la tv estadounidense “America’s Most Wanted” (Los más buscados de EE.UU.) y dio parte a las autoridades.
Pedido en extradición por Washington, y circulado por la Interpol, Yester-Garrido fue detenido en abril del 2002, convirtiéndose en el fugitivo # 707 capturado gracias a AMW. Pero Agliotti acudió en su ayuda, enviándole a uno de sus mejores abogados. El letrado intentó convencer al juez de que en el caso se habían cometido varias violaciones técnicas, pero no lo consiguió. Sin embargo, en la última apelación, la Corte Suprema de Sudáfrica consideró que el magistrado había actuado incorrectamente, y Yester-Garrido salió en libertad, pendiente de una nueva solicitud de extradición.
Tres años después Wingate-Pearse y Mazotti fueron objeto de una redada del Servicio de Rentas Internas de Sudáfrica, bajo sospechas de tráfico de drogas. Luego se informó oficialmente que no se encontraron narcóticos.
En 2006 Agliotti fue acusado del asesinato del magnate minero Brett Kebble, y en una causa separada, de estar involucrado en contrabando de hashish y marihuana.
Versiones cotejadas por la prensa local coinciden en que Agliotti era un actor principal en el negocio de las drogas, y que altos jefes de la policía bajo el mando de su amigo Selebi lo sabían.
El momento de la verdad llegó para el grupo en agosto del 2010 con un operativo conjunto sudafricano-brasileño en el puerto de Ngqura, cerca de Port Elizabeth, que encontró 166 kilos de cocaína escondidos en los pilares metálicos de un contenedor que transportaba aceite de cocina usado. Según la policía sudafricana, otros contenedoresd similares pasaron inadvertidos, algunos con destino a Gran Bretaña.
Yester-Garrido fue detenido en abril del 2011 en relación con el golpe de 2010, como parte de un proceso que sacó a relucir los vínculos de los implicados con el mafioso de origen checo Radovan Krejcír. El cubano dijo entonces que nunca había estado "involucrado en actividades ilegales en ninguna parte del mundo".
Jackie Selebi, Comisionado de la Policía Nacional y hombre de confianza del segundo presidente del país, Thabo Mbeki, había llegado a ocupar el cargo de presidente de la Interpol. En el proceso relacionado con la cocaína del 2010, Selebi fue hallado culpable de corrupción por aceptar billetes que le hacía llegar Agliotti en cartuchos de papel. Fue condenado a 15 años de prisión.
La fiscalía aportó pruebas de que Selebi se reunía casi a diario con Agliotti y otros, entre ellos Yester-Garrido, en la mencionada cafetería brasileña.
Agliotti, que fue acusado de traficar cantidades significativas de cocaína al Reino Unido, entregó evidencias que ayudaron a condenar a su amigo el Comisionado de Policía, y esa colaboración le libró de una condena.
Otro mafioso que podría haber vendido al grupo para recuperar luego parte de la cocaína, Chris Couremetis, conocido como “Mr. Cocaine”, fue abatido por sicarios en octubre del 2010 cuando se disponía a abordar su Porsche para asistir a la fiesta de bienvenida de la bebé de la novia de Yester-Garrido. Los últimos mensajes hallados en el teléfono del griego eran para comunicarle a éste que iba en camino. Al cubano le encontraron un arma a nombre de Couremetis y fue interrogado entonces al respecto, sin mayores consecuencias.
Durante el juicio de Selebi afloraron documentos que permitieron establecer la ruta de la droga con destino a Gran Bretaña: de Venezuela a Angola en contenedores de muebles, y de ahí por carretera a Sudáfrica.
La DEA, agencia antidrogas de EEUU, estuvo cooperando en el caso. En una declaración, el entonces jefe de la división de Europa y Africa, Jeff Breeden, recordó que Yester-Garrido era todavía un fugitivo de la justicia estadounidense, con un caso abierto en Miami, y que esperaba que las autoridades sudafricanas lidiaran con él. En 2013 se les volvió a escapar, como hemos mencionado, debido a una supuesta falta de traductores del portugués al inglés… o a un portafolios con 700.000 rands.
Ese episodio se menciona en una declaración jurada firmada en octubre de 2015 por Pierre Theron. Theron fue entre 2007 y 2011 miembro del círculo íntimo de Krejcír. Su declaración destaparía un enorme escándalo pues Theron sostenía que Krejcir tenía en su nómina a oficiales de la policía, políticos, fiscales, otros criminales y hasta al gobernante partido Congreso Nacional Africano fundado por Nelson Mandela.
En lo que se refiere a Yester-Garrido el declarante asegura que "durante uno de sus trabajos como chofer para Krejcír, en febrero de 2013, se le entregó un BMW 320d blanco para que llevara de Johannesburgo a Port Elizabeth un portafolio que contenía R700 000 en efectivo que debía entregar al equipo de fiscales del Estado que iban a procesar a [el presunto narcotraficante cubano] Nelson Pablo Yester-Garrido por los 166 kg de cocaína ocupados en 2010. Un día después de la entrega, el caso contra Yester-Garrido fue 'retirado en siniestras circunstancias".
El testimonio de Theron fue clave para que Krejcir fuera condenado a 35 años en febrero de 2016 por intento de asesinato, secuestro y tráfico de drogas.
No es seguro que, durante la investigación que sobre aquellas "siniestras circunstancias" de 2013 lleva a cabo ahora la Autoridad de la Procuraduría Nacional de Sudáfrica, la declaración jurada sea igualmente útil para encerrar finalmente, o extraditar a EE.UU., al delincuente internacional de origen cubano, quien a sus habilidades de "verdadero James Bond" parece añadir las de un Harry Houdini.
(Con informaciones de prensa)