Mientras en la frontera colombo-venezolana continúa el debate sobre si va a entrar o no la ayuda humanitaria acopiada cerca del puente Las Tienditas en Cúcuta, se ven situaciones terribles a causa de la migración.
Hasta Cúcuta allí fue un equipo de trabajo de Radio y Televisión Martí.
Entre los flajelos pudimos detectar a chicas jóvenes ejerciendo la prostitución en busca de dinero para comprar alimentos y medicinas, para regresar a Venezuela y familias completes durmiendo sobre cartulinas en plena aceras.
Para miles de venezolanas, la caída del atardecer les marca una nueva jornada del otro lado de la frontera. Es la hora de buscar el sustento y para ello no encuentran otra salida que vender su cuerpo "por 6 dólares americanos". Solo así, aseguran, pueden alimentar a sus hijos y familias que en muchos casos se quedan en Venezuela.
Daniel Carusi dijo a Televisión Martí que conoce a varias de las chicas que se prostituyen y les dicen que lo hacen -aunque no les gusta- por buscar dinero para poder ayudar a los suyos.
La crisis económica, social y política de Venezuela, ha provocado que la situación empeore cada día. Muchas venezolanas han tenido que ocupar otros espacios en el centro de la ciudad para ofrecer sus servicios.
Jóvenes en las calles cerca de la terminal de Cúcuta, le piden a Nicolás Maduro “que se retire ya, que no sabe lo que hace y se están muriendo los venezolanos”.
Una de las otras tristes realidades es ver a aquellos venezolanos que huyeron de su país en busca de algo mejor y en Cúcuta ahora están desamparados, hambrientos y muchos de ellos sin eperanzas.
En muchos países de América Latina hay ciudades abrumadas por una de las mayores olas migratorias en la historia de la región.
Según Naciones Unidas más de 3 millones de venezolanos están viviendo en el extranjero, y la mitad se ha ido del país desde el 2015, en su mayoría viajan por tierra hasta Colombia y de ahí a países como Ecuador, Perú, Argentina, Brasil y Estados Unidos.
A diferencia de la población tradicional de desamparados, los venezolanos tienden a mantenerse juntos por razones de seguridad.
Ahora la gran mayoría de los que terminan en ciudades como Bogotá se ha reunido cerca de las estaciones de autobuses, donde pueden conseguir información y decidir si se quedan en Colombia o enrumban hacia otros países.
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