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Cubanos saldrían ilesos del plan de deportación masiva de Trump, abogado explica cómo
El presidente electo ha mencionado las deportaciones masivas entre sus primeras acciones a su regreso a la Casa Blanca, un propósito que ha alarmado a muchos inmigrantes que aún no tienen residencia legal en EEUU.
El abogado de inmigración Wilfredo Allen considera que los cubanos que aún no tienen residencia en Estados Unidos estarían a salvo del plan de deportaciones masivas anunciado por el presidente electo Donald Trump.
En entrevista con la Voz de América, el cubanoamericano consideró que una deportación masiva sería “físicamente imposible e incosteable” de ejecutar. Al mismo tiempo advirtió que el republicano sí puede hacer varios cambios "que impactarían la permanencia de miles de migrantes que hoy están en territorio estadounidense".
El experto dijo que, dentro de ese grupo de inmigrantes, los que están en riesgo son los venezolanos, nicaragüenses y haitianos, porque los cubanos tienen el beneficio de la Ley de Ajuste, que desde 1966 permite a los cubanos legalizarse en EEUU, luego de permanecer un año y un día en el país.
“Partiendo de que lo dicho en la campaña por el presidente electo y su vicepresidente sea verdad”, apuntarían primero a suprimir las órdenes ejecutivas aplicadas por el presidente Joe Biden, e incluso también las firmadas el expresidente Barack Obama", anticipó Allen.
El abogado radicado en Miami no descarta que a su regreso a la Casa Blanca el próximo 20 de enero, el presidente Trump elimine el Parole Humanitario que ha permitido la entrada de un poco más de 600.000 personas de Nicaragua, Cuba, Haití y Venezuela desde su instauración.
Hasta fines de octubre de 2024, 110,980 cubanos fueron examinados y autorizados para viajar a Estados Unidos por medio de este programa, de los cuales 110,240 ya están en territorio estadounidense.
"Él ha prometido que las personas que entraron con ese parole las va a deportar”, explicó Allen.
La plataforma del Partido Republicano tiene entre sus prioridades "restablecer una política sensata de seguridad fronteriza e inmigración", como parte de ello, contempla "deportar a millones de inmigrantes ilegales", completar el muro fronterizo y "controlar atentamente a quienes ingresan a EEUU".
En cuanto a las deportaciones, la agenda republicana aclara que comenzarían por priorizar "a los criminales más peligrosos".
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