Lo que se sabe de ella es que trabajaba como profesora en un instituto y que ahora está jubilada. Además, la familia Cintula tiene dos hijos adultos, por lo que es obvio que la pareja lleva junta mucho tiempo, mucho antes de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia y de la aparición del concepto de «refugiados ucranianos». Ahora el rostro de la esposa de Cintula y la información sobre su identidad están ocultos, por temor a la reacción pública en Eslovaquia. También hay informes de que el tirador simpatizaba con el grupo paramilitar prorruso Slovenskí Branci, conocido por sus vínculos con el Kremlin.