Manuel Cuesta Morúa ofreció una conferencia en el Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americano (ICCAS) de la Universidad de Miami, donde ofreció detalles del Proyecto Nuevo País que realiza en Cuba.
El intelectual explicó que se trata de un proyecto en el que "todos los cubanos estemos representados, un lugar para todos, por el respeto a la diversidad cultural, pluralidad política, nueva legitimidad en el proceso político de los ciudadanos".
Su proyecto se organiza en sindicatos y busca factores que puedan trabajar con la sindicalización del país por una defensa real de los trabajadores ante el esquema, por ejemplo, de las maquiladoras, y la posibilidad de que participen en la definición de la democracia.
Como investigador y activista el tema de la integridad racial es una de sus prioridades pues considera que es un asunto clave para "que la nación cubana se complete".
Morua denunció la existencia en la Isla de lo que llamó "un racismo cordial", que se instala tanto en las estructuras de la nación, como en la conducta ciudadana.
También habló de un racismo estructural, desde el comportamiento del país, "que se ha recrudecido porque se ha ocultado. Se ha negado su existencia. No se permitió debate público”.
Describió las ciudades cubanas como dos franjas donde conviven "los que viven bien, blancos, en las mejores zonas, y los negros en los cinturones de la ciudad, eso es una muestra de racismo".
Recalcó además la diferencia en cuanto a recibir remesas del extranjero, pues "no son los negros los que tienen acceso a las remesas, no tienen acceso a la esfera de servicio, al trabajo en el turismo, a las universidades donde se define el futuro posible del país y eso reproduce racismo institucional".
Aunque se mostró optimista pues considera que "ya nadie puede negar dentro de Cuba que tenemos un serio problema racial".
Las propuestas básicas que presentó fueron para abrir el debate público, donde participen todos los ciudadanos, instituciones, y las personas puedan expresar con sinceridad lo que sienten.
Como parte de su intervención el investigador comparó lo que sucede en la isla con las leyes estadounidenses que dieron oportunidades de estudio, trabajo y desarrollo a los afroamericanos y aseguró que en Cuba "se necesita una acción afirmativa, una propuesta concreta que logre acercar puntos de partida, de participación. Punto de partida de los negros, que no tienen acceso al saber. Se requiere reformas que permitan el debate público a todas las visiones que existen en Cuba".
Sobre la participación en la lucha por la libertad de la Isla, dijo que esta comprende la participación de todos y de todas las instituciones, de los diferentes sectores sociales y que la democracia debe tener la capacidad de construirse de abajo hacia arriba.
Morúa cree que las medidas adoptadas por el Gobierno de Raúl Castro buscan "un esquema mínimo de libertad, que la gente tenga su negocio y puedan viajar, mientras el régimen mantiene el poder hegemónico”.
En cuanto al rol de la Iglesia Católica en la sociedad cubana considera que "la Iglesia trató de marcar la pauta de diálogo y salió mal. Trató de llenar el vacío político de otros, aceptó y marcó pauta en la negociación", pero estima que ésta "tiene que dialogar con más seriedad y concepto y como no lo logró, se ha retirado".
La necesidad del uso de nuevas tecnologías por el cubano promedio y la libertad de poder expresarse a través de ellas las considera como esenciales, pues a través de ellas el ciudadano se siente protegido y con poder.
“A los negros les gusta (la tecnología), pero son pobres, y no tienen acceso”.
Recalcó las ventajas de la existencia de muchas herramientas, que conoció aquí en Miami, que ayudan a la diseminación de la información como las memorias flash o la red Piramideo, que tienen mucho que ver con la democracia futura.
El intelectual explicó que se trata de un proyecto en el que "todos los cubanos estemos representados, un lugar para todos, por el respeto a la diversidad cultural, pluralidad política, nueva legitimidad en el proceso político de los ciudadanos".
Su proyecto se organiza en sindicatos y busca factores que puedan trabajar con la sindicalización del país por una defensa real de los trabajadores ante el esquema, por ejemplo, de las maquiladoras, y la posibilidad de que participen en la definición de la democracia.
Como investigador y activista el tema de la integridad racial es una de sus prioridades pues considera que es un asunto clave para "que la nación cubana se complete".
Morua denunció la existencia en la Isla de lo que llamó "un racismo cordial", que se instala tanto en las estructuras de la nación, como en la conducta ciudadana.
También habló de un racismo estructural, desde el comportamiento del país, "que se ha recrudecido porque se ha ocultado. Se ha negado su existencia. No se permitió debate público”.
Describió las ciudades cubanas como dos franjas donde conviven "los que viven bien, blancos, en las mejores zonas, y los negros en los cinturones de la ciudad, eso es una muestra de racismo".
Recalcó además la diferencia en cuanto a recibir remesas del extranjero, pues "no son los negros los que tienen acceso a las remesas, no tienen acceso a la esfera de servicio, al trabajo en el turismo, a las universidades donde se define el futuro posible del país y eso reproduce racismo institucional".
Aunque se mostró optimista pues considera que "ya nadie puede negar dentro de Cuba que tenemos un serio problema racial".
Las propuestas básicas que presentó fueron para abrir el debate público, donde participen todos los ciudadanos, instituciones, y las personas puedan expresar con sinceridad lo que sienten.
Como parte de su intervención el investigador comparó lo que sucede en la isla con las leyes estadounidenses que dieron oportunidades de estudio, trabajo y desarrollo a los afroamericanos y aseguró que en Cuba "se necesita una acción afirmativa, una propuesta concreta que logre acercar puntos de partida, de participación. Punto de partida de los negros, que no tienen acceso al saber. Se requiere reformas que permitan el debate público a todas las visiones que existen en Cuba".
Sobre la participación en la lucha por la libertad de la Isla, dijo que esta comprende la participación de todos y de todas las instituciones, de los diferentes sectores sociales y que la democracia debe tener la capacidad de construirse de abajo hacia arriba.
Morúa cree que las medidas adoptadas por el Gobierno de Raúl Castro buscan "un esquema mínimo de libertad, que la gente tenga su negocio y puedan viajar, mientras el régimen mantiene el poder hegemónico”.
En cuanto al rol de la Iglesia Católica en la sociedad cubana considera que "la Iglesia trató de marcar la pauta de diálogo y salió mal. Trató de llenar el vacío político de otros, aceptó y marcó pauta en la negociación", pero estima que ésta "tiene que dialogar con más seriedad y concepto y como no lo logró, se ha retirado".
La necesidad del uso de nuevas tecnologías por el cubano promedio y la libertad de poder expresarse a través de ellas las considera como esenciales, pues a través de ellas el ciudadano se siente protegido y con poder.
“A los negros les gusta (la tecnología), pero son pobres, y no tienen acceso”.
Recalcó las ventajas de la existencia de muchas herramientas, que conoció aquí en Miami, que ayudan a la diseminación de la información como las memorias flash o la red Piramideo, que tienen mucho que ver con la democracia futura.