El joven Yasmani Pérez Llorente, quien fue detenido durante la marcha independiente de la comunidad LGBTI el 11 de mayo de 2019 en La Habana, tuvo que huir de Cuba y ahora vive en Paramaribo, Surinam.
“Yo no puedo regresar a Cuba”, afirmó Pérez Llorente a Radio Televisión Martí. "No puedo volver porque después de eso, tuve que hacer silencio, un silencio social”, aseguró.
Tras haber sido violentamente detenido durante la marcha junto al activista ambientalista Ariel Ruiz Urquiola, Pérez Llorente fue de nuevo arrestado y amenazado en los días que siguieron a la jornada que reunió a cientos de miembros de la comunidad LGBTI de la isla y sus simpatizantes.
“Pasé a ser una persona asediada por oficiales de la Seguridad del Estado”, afirmó.
“Una semana después de la marcha, dos agentes de civil y policías me arrestaron en plena vía pública y me llevaron a una unidad policial donde se refirieron a mi estado de salud. Soy VIH positivo desde el año 2013. Eso, que supuestamente en Cuba es algo privado, entre tú y tu médico, era del conocimiento de ellos”, declaró.
“Me dijeron que estaban para protegerme porque yo con mi estado de salud no debía estar en esos lugares (en referencia al Paseo del Prado donde se celebró la Marcha), que podía sucederme cualquier cosa”.
A partir de ese momento, su medicamento para el VIH comenzó a faltar.
“Desde que se detectó mi enfermedad, mi terapia ha sido la misma, es fabricada en Cuba, es una de las más baratas del mundo y nunca me había faltado”, explicó.
“No estoy seguro, pero eso te pone a pensar en si la Seguridad del Estado ha interferido”.
El joven miembro de la comunidad LGBTI aseguró que se vio condenado al ostracismo social.
“Un grupo de muchachos de los que fuimos a la manifestación, teníamos un proyecto al que nombramos Cuba Diversa, con el que pretendíamos exigir al gobierno, por las vías formales, la integración plena de nuestro colectivo”.
Pero las presiones de la policía política lograron que muchos de los jóvenes involucrados en la iniciativa se separaran, ya fuera por miedo a la represión o o por temor a perder sus trabajos.
“La Seguridad del Estado Cubana te va cerrando las puertas, va encontrando motivos para expulsarte de cada una de las instituciones que responden a los intereses del gobierno. Te aísla como persona e impide tu desarrollo como ser humano.”
Aun así, Pérez Llorente no se arrepiente de haber participado en la marcha LGBTI
“Yo simplemente fui en respuesta a la negativa del CENESEX (Centro Nacional de Educación Sexual) a defender nuestros derechos como parte de la sociedad: el derecho a poder casarnos y a integrarnos plenamente a la sociedad cubana”, añadió.
Las voces críticas del CENESEX aseguran que la institución "no traicionó" a la comunidad LGBTQ, sino que fue consistente con su orientación política alineada con el régimen y con el objetivo para la que fue creada.
“El CENESEX simplemente tiene como fin dirigir a un grupo de la población cubana, ponerse a tono con el mundo occidental y recaudar fondos de los organismos internacionales y ONGs que envían ayuda a Cuba para la comunidad LGBTI, que supuestamente ellos representan”, explicó.
“Es como un efecto placebo: le da ciertas esperanzas a ese sector de la sociedad, con respecto al reconocimiento de sus derechos, su legitimidad como ciudadanos y su integración (social, mientras lo controla”.
“Por eso nunca fui a una marcha convocada por el CENESEX”, concluyó el joven.