"Me amenazaron con ahorcarme, me amenazaron con sacarme las uñas, me dijeron que nunca más iba a ver la luz del día", reveló sobre su ordalía de cinco años preso en Cuba el estadounidense Alan Gross.
Las revelaciones de Gross son presentadas en un adelanto publicado hoy de uno de los segmentos del popular programa de reportajes 60 Minutes, de la cadena televisiva CBS, que saldrá al aire este domingo a las 7:30 p.m., hora del este.
El excontratista de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), ahora de 66 años, dijo que para sobrevivir durante su prisión, la que pasó mayormente en la sala de la Seguridad del Estado del hospital militar Carlos J. Finlay de La Habana, hacía todos los días tres cosas:
"Pensaba en mi familia, que sobrevivió al Holocausto; hacía ejercicios religiosamente, todos los días; y buscaba algo que me hiciera reír".
Según relatara su esposa, Judi, durante su encierro Gross bajó más de 100 libras de peso, perdió varias piezas dentales y su visión se afectó y sufrió una afección en la cadera que le dificultaba caminar.
El entrevistado admite que "durante las dos primeras semanas" de su detención en Cuba pensó que el Gobierno de Estados Unidos lograría sacarlo rápidamente de la isla.
"Luego me preguntaba: '¿Dónde diablos están? ¿Dónde están?'. No tenía idea de que iba a estar allí durante cinco años. Sí sabía que estaba en problemas", dice en la que se anuncia como su primera entrevista desde su puesta en libertad el 17 de diciembre de 2014.
Alan Gross fue detenido en diciembre de 2009 en el aeropuerto de La Habana cuando iba a regresar a Estados Unidos para pasar la Hanukkah judía con su familia.
Fue condenado dos años más tarde a 15 años de prisión por haber introducido e instalado en la isla equipo de conexión satelital a internet, algo que en el segmento de CBS describe como "encender una vela" y que "ya habíamos hecho en muchos lugares".
Su excarcelación y regreso a Estados Unidos fue el primer paso concreto del deshielo en las relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana, que también incluyó la liberación de tres espías cubanos de la Red Avispa condenados en Estados Unidos y de un cubano que suministró información secreta a Washington.