La administración del presidente Joe Biden anunció este martes acciones ejecutivas para cerrar las solicitudes de asilo en la frontera entre Estados Unidos y México cuando los funcionarios estadounidenses consideren que la frontera sur está abrumada.
La frontera se reabriría sólo cuando el número de migrantes que la cruzan entre los puertos de entrada sea lo suficientemente bajo como para que el sistema estadounidense pueda gestionar de forma segura y eficaz las operaciones fronterizas.
La orden entrará en vigor cuando el número de encuentros fronterizos entre los puertos de entrada llegue a 2.500 por día, según altos funcionarios de la administración. Las restricciones estarían en vigor hasta dos semanas después de que el número de encuentros diarios sea igual o inferior a 1.500 por día entre los puertos de entrada.
Según dijo la Casa Blanca, estas medidas facilitarán a los agentes de inmigración la rápida expulsión de personas que no tengan una base legal para permanecer en los Estados Unidos.
Estas medidas incluyen excepciones humanitarias para los niños no acompañados, las personas que enfrentan amenazas médicas o de seguridad graves y las víctimas de trata.
El presidente Biden, demócrata, ha endurecido su enfoque de la seguridad fronteriza a medida que la inmigración se ha convertido en un tema principal para los estadounidenses en el período previo a las elecciones del 5 de noviembre, donde se enfrentará al republicano Donald Trump en una revancha de la contienda de 2020.
Sin embargo, quedan muchas preguntas y complicaciones sobre cómo se implementaría la nueva directiva de Biden.
Por ejemplo, la administración Biden ya tiene un acuerdo con México en el que México acepta hasta 30.000 ciudadanos al mes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela una vez que se les niegue la entrada desde Estados Unidos, y altos funcionarios de la administración dicen que eso continuará bajo esta orden. Pero no está claro qué sucede con los nacionales de otros países a quienes se les niega la entrada según la nueva directiva.
Biden asumió el cargo en 2021 prometiendo revertir algunas de las políticas migratorias restrictivas de Trump, pero ha lidiado con niveles récord de migrantes atrapados cruzando ilegalmente los límites territoriales, una tendencia que ha tensado a las autoridades fronterizas estadounidenses y a las ciudades que reciben a los recién llegados.
Biden ha presionado sin éxito durante meses para aprobar un proyecto de ley del Senado que endurecería la seguridad fronteriza, incluida una disposición que se asemeja a sus últimas medidas de acción ejecutiva. El proyecto de ley fue elaborado por un grupo bipartidista de senadores, pero los republicanos lo rechazaron después de que Trump se manifestara en contra.
Antes del anuncio, la campaña de Trump emitió un comunicado criticando a Biden por los altos niveles de inmigración ilegal y dijo que la medida de eximir a los niños no acompañados alentaría el tráfico de menores.
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