Los engranajes y las redes de poder de las dictaduras fueron este martes el eje central de la segunda y última jornada del Foro de Oslo por la Libertad, "Oslo Freedom Forum", que este año se celebró en Miami Beach bajo el lema "La verdad activada".
La artista y activista cubana Tania Bruguera dijo a Radio Televisión Martí que la sociedad civil cubana tiene poder y puede hacer exigencias al régimen.
Destacó por ejemplo que ella, tras aceptar un cargo en la Universidad de Harvard, sostuvo una reunión con agentes de la Seguridad del Estado para plantear lo que demandaba si las autoridades deseaban que saliera del país.
"Yo me voy siempre y cuando tú saques esto y di una lista de varias personas, estaba Luis Manuel, Maykel Osorbo, Luis Robles, los de la calle Obispo", entre muchos otros.
De la lista, pusieron en libertad a 25, entre ellos Hamlet Lavastida (obligado a vivir en el exilio en Polonia), precisó la artista de renombre internacional, quien ha exhibido en el MoMA de Nueva York y el Tate Modern de Londres.
Lo importante, dijo, es que tal vez fue la primera vez en la historia de Cuba que un activista es la "que lleva las negociaciones de la liberación de otro activista, porque generalmente eso se hace de gobierno a gobierno y en este caso nosotros fuimos los intermediarios".
Bruguera recordó que las protestas del pasado 11 de julio en Cuba fueron la mayor acción espontánea de la población en la isla “tras 62 años de dictadura”.
El Gobierno cubano intentó “maquillar" la manifestación al decir que se trataba de “delincuentes”, dijo Bruguera. “Cuba es un país militarizado donde no se respeta la ley. El problema de Cuba es la normalización de la violencia política”, aseveró la activista.
Acerca de la canción Patria y Vida, dijo que se ha convertido en el himno del pueblo y de la oposición, y que el pueblo de Cuba ayudó a llevar esos versos a la fama internacional, hasta ser nominados a dos Premios Grammy Latino.
OTRAS PARTES DEL MUNDO
“Jamal estaba pidiendo como mínimo democracia”, resaltó Hatice Cengiz, prometida del periodista saudí y columnista de The Washington Post Jamal Khashoggi, asesinado en octubre de 2018.
Cengiz, académica reconvertida en activista tras la muerte de su prometido en el consulado saudí de Estambul (Turquía), fue una de las participantes de este foro.
En conversación con Thor Halvorssen, presidente de Human Rights Foundation (HRF), organizadores del evento, Cengiz señaló que Khashoggi abogaba por la “evolución, no revolución” en los países de Oriente Medio y aclaró que no trabajaba en contra del Gobierno saudí.
El líder opositor ruso Alexey Navalni, que fue envenenado, estuvo en coma un mes y fue encarcelado a su regreso a Rusia en enero de este año, participó en el Foro de Oslo con un escrito en el que alertó sobre el peligro de la corrupción que mueve a las dictaduras.
LA RESISTENCIA CONTRA LAS DICTADURAS
El foro cerró su edición como un revitalizado punto de encuentro entre activistas y defensores de la democracia tras volver a celebrarse de forma presencial después del paro obligado por la pandemia de la Covid-19, un tiempo durante el cual los Gobiernos autoritarios han recrudecido sus tácticas con la excusa del coronavirus, como dijo a la agencia de prensa Efe Halvorssen.
“Muchas dictaduras han usado el coronavirus para ajustar cuentas, para matar a personas”, señaló.
Defendió que “si los Gobiernos democráticos del mundo lo decidieran, no habrían dictaduras”, y no por las armas, sino dejando de dar apoyo económico a esos regímenes, incluidos el de Cuba y el de Venezuela y expropiando "los bienes a los dictadores”.
El opositor venezolano Leopoldo López hizo un recorrido de las últimas dos décadas en las que, dijo, se impuso la dictadura en su país, y defendió la necesidad de que todos los movimientos que combaten regímenes autocráticos trabajen unidos.