Hay una razón fundamental por la que el gobierno de Cuba fue capaz de abastecer las tiendas en dólares de un día para otro: porque la corporación CIMEX –o sea, los militares del régimen— tiene el poder y la infraestructura necesarios para llenar en pocos días una cadena de almacenes con las mercancías que necesite, y ninguna autoridad del país está legalmente facultada para preguntarle de dónde las sacó ni cuánto le costaron.
“Y CIMEX tiene los dólares para hacer eso porque se los mandan ‘los gusanos’ de Miami”, le dijo a Radio Televisión Martí Emilio Morales, presidente de The Havana Consulting Group, la prestigiosa firma de consultoría comercial y financiera con sede en Miami.
“Solo desde Estados Unidos son miles de contenedores al mes los que llegan a Cuba a través de los embarques de la naviera Crowley”, la única autorizada para transportar carga comercial desde Estados Unidos a ese país, indica el experto.
En su sitio de internet, Crowley Cuba Express precisa que sus embarques salen hacia la isla cada lunes. Así como una parte de los contenedores lleva carga remitida por particulares desde Miami y otras ciudades de Estados Unidos, los envíos proceden de agricultores estadounidenses que negocian con Alimport Cuba, o de las agencias que tienen contratos con la firma Cubapack, indica Morales.
“En una semana [los militares de Cuba] pueden armar 40 tiendas si quieren; pueden armar un almacén tipo BJ’s o Costco; eso le puede tomar a CIMEX una semana o 15 días”, asegura. “De hecho, tienen almacenes en La Habana, en Mariel, en Varadero, en Santiago de Cuba, en Cienfuegos, en Camagüey; en todas las provincias”.
Según explica el experto, los dólares enviados por cubanos exiliados a sus familiares en la isla nunca tocan suelo cubano. “Se quedan en terceros países, lo mismo para comprar un contenedor de pollos que un cargamento de bicicletas o de colchones”, asegura.
En el inciso l del punto 13 de una declaración jurada (affidavit) presentada en una corte federal de la capital estadounidense como parte de un caso de la multinacional Exxon Mobile contra la Corporación CIMEX, S.A., Mari Sulis Valmaña, quien desde 2012 dirige los asuntos legales de CIMEX, dice bajo juramento que los pagos de Western Union a Fincimex se depositan en una cuenta fuera de Estados Unidos y de Cuba.
“Al día siguiente de que el agente [de Western Union] le paga al receptor, Western Union liquida con Fincimex, S.A. haciéndole una transferencia a una cuenta de Fincimex, S.A. que no está localizada en Estados Unidos ni en Cuba”, reza el texto legal.
Ese dinero se deposita en cuentas abiertas en Panamá y en otros países que pueden ser paraísos fiscales como Islas Vírgenes, Islas Caimán y Curazao, y son manejadas por representantes de GAESA, el Grupo de Administración Empresarial, S.A., en manos de los militares y encabezado por el ex yerno de Raúl Castro, el general de brigada Luis Alberto Rodríguez López-Calleja.
Con ese dinero sus agentes compran lo que pida La Habana para enviarlo en el plazo que les ordenen, explica Morales.
“No se presentan como agentes del gobierno cubano: solo compran a nombre de una de las firmas radicadas en cualquiera de esos paraísos fiscales”, dice. “¿Qué comerciante le va a preguntar a un negociador de una firma X para qué quiere tantas toneladas de carne, de jabón o de pasta dental, o cualquier otro producto, ni adónde las va a enviar? Se las cobran y cuando les paguen, ya”, dice Morales.
Si el envío no pudiera hacerse directamente desde el punto de compra, pues muchas veces la compra se hace en los propios EEUU, los contenedores van a Panamá o a cualquier otro puerto de la región donde el gobierno cubano maneje o contrate agencias de carga, y de allí a Cuba utilizando a la Melfi Marine Corporation S.A., de la propia Corporación CIMEX, u otras navieras que La Habana tiene registradas en Panamá y en varios paraísos fiscales, refiere el experto.
“Nadie se imagina que los verdaderos compradores son los militares cubanos, ni tampoco van a preguntarlo”, añade.
Morales recuerda que no hay una sola Corporación CIMEX, sino dos: la original, establecida en Panamá en 1978 para burlar el embargo comercial de Estados Unidos, y la “sucursal” abierta en La Habana en 1995.
Lo confirma la declaración jurada de Sulis Valmaña. En el punto 23 dice textualmente: “CIMEX-Panamá tiene patrimonio propio, que incluye, entre otras, la propiedad de la mayoría de las acciones de CIMEX-Cuba”.
Resulta entonces insólito que la Corporación CIMEX S.A, la empresa que más factura en Cuba --unos 2.600 millones de dólares anuales-- y además bajo control de GAESA, sea panameña y nadie sepa quiénes son sus accionistas.
Las reacciones a las tiendas en Cuba
“Dicen que hay paquetes de detergente de todo tipo, que hay jabones de diferente tipo, que hay carne de todos los tipos; que hay incluso ferretería que en Cuba hace mucho tiempo que no se vendía”, le dijo desde Santa Clara a la reportera de Radio Televisión Martí Ivette Pacheco el periodista independiente Guillermo del Sol después de consultar a personas que habían entrado a las tiendas.
Es increíble que salgan con estas cosas, comenta.
“Créeme que de verdad ha traído mucho malestar, porque las personas llevan dos, tres meses haciendo colas de más de un día para comprar un paquete de pollo, un paquetico de detergente, un jabón o un tubo de pasta dental”, le dijo.
Curiosamente, con la apertura en Santa Clara de las tiendas que venden en dólares alimentos y otros productos de primera necesidad, llegó a las tiendas que venden en CUC el abastecimiento que no se veía desde hace meses, refiere el periodista independiente en su diálogo con Pacheco.
“Sacaron pollo en CUC; rápidamente surtieron y comenzó la venta de pollo en todas partes, para que las personas pensaran: bueno, van a abastecer a todo el mundo”, le dijo Del Sol.
En Santiago de Cuba, la venta en moneda libremente convertible se inició el lunes en la tienda La Gran Piedra, donde un portero comentó la semana pasada que estaban preparándose para recaudar dólares “porque el país los necesita”.
“Está bien abastecida de un montón de productos que no se encuentran en ninguna de las demás tiendas, aun en CUC, y a precios altos”, le dijo a Pacheco la activista Miraida Martín luego de consultar a vecinos que pudieron entrar a La Gran Piedra.
En Sancti Spiritus fue el propio periódico local, Escambray, el que se encargó de decirles a sus lectores digitales lo bien surtido que está el mercado local de venta en dólares Zona +, con un reportaje sobre cuya parcialidad llamó la atención el periodista José Raúl Gallego.
“Hay muchas cosas: hay néctares de jugo, hay leche entera, hay granos, hay arroz”, le dijo una mujer que salía del mercado a una reportera de Audiovisuales Escambray. “Lácteos todavía no hay, dice ella [la dependienta] que van a ir entrando poco a poco”.
En La Habana, mucha gente se pregunta dónde está “el bloqueo” --refiriéndose al embargo comercial de Estados Unidos--, declaró la activista María Elena Mir Marrero. “El pollo que se vende en Cuba es americano; muchos productos que se venden en Cuba son americanos”, subrayó Mir Marrero. “Entonces, las personas no entienden que exista un ‘bloqueo’ para unas cosas, y para otras no”.