Desde el pasado 20 de julio el disidente Guillermo Fariñas, al que todos conocemos por “El Coco”, decidió ponerse en huelga de hambre y sed, debido a los malos tratos y golpes sufridos durante un arresto arbitrario, que son extensivos al resto de los opositores.
Las demandas que hace al régimen, muchos las consideran inalcanzables, debido a que el sistema ha demostrado que no tiene ningún respeto por la vida de los que disienten. Él considera que esta forma de protesta es la única que le permitirá dar a conocer sus requerimientos, pues en Cuba no tiene otra manera, por el caso omiso que hace la dictadura a lo que se le dice.
Hay que considerar que un ayuno prolongado tiene riesgo de muerte o de daños permanentes para las personas en huelga de hambre, de eventos anteriores él tiene reflejado en su organismo deterioros irreversibles, algunos a la vista, como por ejemplo que no le crece el pelo en el cuerpo.
Aunque por lo general, las personas no desean morir, hay algunas como “Coco” que están preparadas para hacerlo, con el fin de lograr sus objetivos; es por eso que todos estamos tan preocupados.
No han sido pocas las acciones del régimen para desprestigiar a Fariñas, ha utilizado internet con el fin de circular testimonios y documentos sobre supuestas enfermedades siquiátricas que limitan su capacidad mental, para no considerarlo en huelga de hambre por falta de juicio.
Han intervenido sus teléfonos y con carácter de burla oficiales de la Seguridad del Estado, han respondido las llamadas, diciendo que “Coco” toma jugo por las noches y que su mamá Alicia Hernández, le prepara “sopitas” para alimentarlo. Se han hecho pasar por disidentes de la provincia de Villa Clara donde reside Fariñas y en tono sarcástico contestan que la familia no está en la casa y ni siquiera se preocupa por él. Las personas que no conocen el actuar bajo y sucio de la policía política caen en esta trampa.
Después de haberse denunciado la situación antes expuesta, el régimen decidió no permitir que reciba llamadas por algunos de los teléfonos que tienen habilitados al respecto, incluyendo los fijos. Cuando usted marca cualquiera de ellos se demora la respuesta, pues la comunicación va a un centro donde se decide si se permite o no tener contacto con el huelguista. De esta forma la selección deja pensar, sobre todo a los extranjeros no vinculados con las atrocidades de este tipo que hace la dictadura que los que no podemos comunicarnos es por otro motivo y no porque esté tomado el teléfono.
Esta es una de las facilidades que tiene la gerontocracia para controlar la oposición, la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA) está a su completa disposición. Es por eso que muchos de los opositores no tienen acceso al servicio Nauta ni a pasar algún twitter desde sus celulares. En mi caso particular han llegado al extremo de no permitir que utilice el servicio de mensajes telefónicos (sms) para comunicarme con los diplomáticos acreditados en el país y brindarle información al respecto. No obstante, cuando se pasa un mensaje lo cobran, aunque no llegue a su destino.
Lo que tiene de beneficioso para Fariñas todas estas restricciones telefónicas, es que muestran al mundo la verdadera cara de la dictadura; recuerdan el momento que, en la conferencia de prensa de Obama y Raúl Castro, este último dijo: “Denme una lista de presos políticos y los suelto esta noche”; para la comunidad internacional quedó claro que no existe nada más que un poder en el país.
Por otra parte, está la situación con los médicos que se supone deben atenderlo, de acuerdo a los principios éticos establecidos y el compromiso que se supone tienen con su profesión. No obstante, esto no se ha comportado así.
Aunque diariamente asiste una doctora a la casa de Fariñas y le hace una evaluación de los parámetros vitales, no se tiene confianza en lo que ella dice; porque no se pueden comprobar en sus medios y al parecer la pesa que lleva –que es visible a todos los que están en el lugar- no está en buenas condiciones, por lo que un día rebaja de peso y el otro aumenta.
Claro, todos sabemos que para los médicos cubanos es muy difícil guardar el equilibrio de doble lealtad, al paciente y al régimen, porque puede crear un conflicto entre su fidelidad al empleador todopoderoso y su compromiso con el juramento hipocrático, que lo convierte en un código de respeto hacia el paciente.
Todos sabemos que al profesional que escojan para atenderlo, ya sea en la casa o en el hospital, no puede tener Independencia clínica, ese médico que se supone permanezca objetivo en sus evaluaciones va a permitir que terceros influyan en su opinión médica y tras ser presionado estará dispuesto a transgredir los principios éticos. Es un problema de alternativa de supervivencia, o Fariñas o la carrera que estudió y con la cual es probable mantiene o ayuda a mantener su familia.
En internet aparece un video que fue tomado en la calle, a la médico que lo atiende, frente a las oficinas de la Seguridad del Estado de Villa Clara, por un supuesto periodista de Cubanacán Press, agencia de prensa independiente que hace mucho tiempo desapareció y que todo el que vio el video sabe que no aparece el que hace las preguntas porque es un oficial de la Seguridad del Estado; sin embargo, las respuestas muestran el irrespeto a la confidencialidad de los resultados médicos de la huelga de hambre por parte de la doctora en cuestión.
Fariñas ha estado ingresado tres veces durante estos 42 días, solo lo han llevado al hospital cuando ha estado inconsciente y después ha sido regresado a la casa. Quien haya podido ver fotos de su estancia en Observaciones del Hospital Provincial Arnaldo Milián Castro, pudo constatar que la camilla donde le pasan los sueros está incluso sin sábanas, servicio que no ofrece el hospital. Como Coco tiene el torso descubierto debido al calor, hace contacto directo con el forro de la camilla, sin saberse quien estuvo antes ahí y que enfermedad le puede transmitir a un hombre que tiene tan baja las defensas. Esos son los servicios médicos del país.
A pesar de que diplomáticos de algunos países lo han visitado e incluso la Iglesia Católica y que se puede intuir de ello las conversaciones que se tienen con el régimen del problema, no se ha encontrado solución alguna al respecto, porque la dictadura no oye nada que le sea desfavorable; así se ha comportado durante estos 57 años.
Fariñas no debe morir, todos los que le conocemos le pedimos que deje la huelga; pero este hombre que tiene un gran honor, al menos ha conseguido que el mundo retome la conciencia de cómo se vive en Cuba: con una violación constante de los Derechos Humanos. Hasta ahora su sacrificio no ha sido en vano; pero lo necesitamos vivo para que mantenga su coraje; nadie le podrá cuestionar algo porque deje la huelga, ni siquiera el régimen ha tenido las agallas de hablar de forma pública del problema; debe estar sangrando por la herida.
La Habana, 31 de agosto de 2016.
[Publicado originalmente en Producciones Nacán bajo el título: Honor a quien honor merece]