Carlos Artime, que es graduado de Arquitectura en la Universidad de La Habana, descubrió un buen día que el arte es lo más cercano al Cielo que podía encontrar en este mundo y decidió poner todo lo aprendido en función de este descubrimiento para, con palabras y colores, construir la escalera que lo conduciría de regreso al verdadero Hogar. Este hombre bueno, alegre como debe ser la verdad misma, se prodiga en sus obras y viene a Dile que pienso en Ella para dejarnos una ración del profundo Amor con el que contamina a todos los que se le acercan.
¿Cuál fue el detonante que te impulsó a marcharte de Cuba?
Era el 16 de abril de 1961, luego de un largo discurso incriminatorio, justificando y comprometiendo a todos, el "Máximo Líder" declara el carácter Socialista y con ello pone de manifiesto
Abiertamente el engaño en el que estábamos sumidos los que honestamente creíamos como reivindicadores de un gobierno por y para el bien de todos, con libertades y lejos de imposiciones de doctrinas y credos; en un principio nunca pensé en marcharme, los que tenían que marcharse eran los que nos estaban imponiendo un sistema que coartaban todas nuestras libertades; el odio, el rencor, la despiadada saña proliferó, fusilamientos, intimidaciones, el miedo, la escasez, la desconfianza imperaron. Pasaron 30 años para poder marcharme.
¿Qué esperabas encontrar del “otro lado”?
No sabía que me iba a encontrar, lo que sí sabía era que estaba ante mi única oportunidad de comenzar una nueva vida y luchar por poder brindarle a mis hijos la posibilidad de desarrollarse como ellos quisieran, conforme a sus aptitudes, sin que tuvieran que estar sujetos a ninguna condición, esto era suficiente para no crearme ninguna falsa expectativa; sabía también que tenía la posibilidad de probar mis capacidades como ser humano sin cortapisas.
¿Qué encontraste?
Una sociedad diferente, con leyes establecidas y aprobadas con el consenso de la mayoría; el poder expresar cualquier pensamiento sin temor a represalias ni a malos entendidos; en el entorno personal, incomprensiones, dudas, cuestionamientos, resentimientos, pero también apoyo, agradecimientos, sorpresas, en fin, un escenario propicio para poder “vivir digna y honestamente”.
¿Qué has aprendido durante el proceso?
La vida en sí es un “proceso” del que no se puede uno sustraer, ni siquiera con la muerte, ya que somos y seremos parte de la historia, realmente lo que estamos demostrando es nuestro quehacer bueno o malo y con ello influimos en nuestro entorno inmediato como ejemplo a seguir o no, desarrollándonos en la vida en su más alta acepción como máxima posibilidad de aprendizaje continuo.
¿Qué es para ti La libertad?
Mi libertad está íntimamente ligada al pensamiento humano y, como tal, es única, condicionada por mi propia determinación y en correspondencia con el entorno y las circunstancias en que he vivido; nadie puede penetrar en nuestros pensamientos aunque nuestras acciones sean una demostración con los riesgos que esto conlleve. Los regímenes totalitarios, como principio, coartan la más mínima libertad de expresión, de acción, de pensamiento, mintiendo, tergiversando la realidad objetiva y tratando de comprometer y hacernos cómplices en función de su permanencia.
¿Las experiencias vividas han cambiado en ti el concepto Patria? ¿Piensas a menudo en “Ella”?
Cuando en el entorno familiar se ha adquirido una sólida formación, el concepto de Patria y lo que significa, no hay posibilidades de cambiarlo, en todo caso una reafirmación al constatar la utilización de la misma en un tratar de imponer nuevos conceptos como el de Patria o Muerte para sojuzgar y utilizar a todo un pueblo en función de sus intereses dictatoriales.
Donde quiera que esté, mi Patria va conmigo. Yo la represento.