Una amplia gama de la sociedad civil independiente dentro y fuera de Cuba firmó una carta abierta dirigida al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, demandando que tanto la Asamblea General como la Oficina de la Alta Comisionada reclamen al gobierno cubano que al menos respete su actual constitución.
Cerca de 600 activistas de la oposición política, sindicalistas, intelectuales, artistas, periodistas, todos independientes del gobierno cubano, apelaron directamente a la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet.
Bajo el título: “Naciones Unidas para los derechos, no para los autócratas” la misiva busca:
1. Demandar que tanto la Asamblea General como la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas reclamen públicamente del gobierno cubano el respeto íntegro al orden constitucional vigente, limitado como es, y la ratificación de los pactos internacionales de derechos reconocidos por esta institución global.
2. Pedir a los distintos bloques de países que votan para elegir a los miembros del Consejo de Derechos Humanos que abran en su caso, o fortalezcan en los suyos, la comunicación con organizaciones de la sociedad civil cubana dedicadas a temas de derechos humanos o constitucionales.
3. Pedir a la sociedad civil internacional y a organizaciones regionales y nacionales sensibilizadas con los derechos humanos que respalden y apoyen los esfuerzos de la sociedad civil cubana para potenciar su voz de conjunto en órganos decisorios de las Naciones Unidas.
Desde Matanzas, Félix Navarro, del Partido por la Democracia Pedro Luis Boitel, dijo a Radio Televisión Martí que el mensaje permite “poder demostrarle al mundo que estas instituciones veladoras de los derechos humanos, comprometidas y que ganan por eso y su misión principal es eso, no cumplen a cabalidad lo que tienen instituido".
El expreso político de la Primavera Negra también se refirió a la importancia de que los representantes internacionales constaten de primera mano lo que sucede en la isla.
"Que vengan estas instituciones comprometidas con los derechos humanos, que son especialistas en este término, a ver lo que está pasando en Cuba porque esto es desastroso”, dijo Navarro.
La carta indica que Cuba impera un Estado social fallido que ha desatado "una guerra civil legal contra la sociedad, imponiendo decretos que limitan la libre creación artística y de bienes y servicios desde la sociedad civil, que atacan las libertades de expresión, de reunión, de asociación y de manifestación, y que sancionan el ejercicio de ciertos derechos civiles y políticos reconocidos en la Constitución".
En la carta, se le recuerda a Bachelet, que hace un año centenares de miembros de la sociedad civil cubana le pidieron, a través de otra carta abierta, que visitara Cuba, al igual que lo hizo en Venezuela, pero la Alta Comisionada, en todo el tiempo transcurrido no se ha pronunciado aún sobre esta demanda.
El activista Hildebrando Chaviano, otro de los firmantes, dijo desde La Habana que la carta abierta cumple también otro propósito: “Es una forma de presionar al gobierno cubano en el plano internacional porque realmente ya la oposición sí tiene visibilidad. De ahí la represión que hay. El pueblo está en unas condiciones que hay que forzar todo esto está ocurriendo en Cuba y algo más”.
Los firmantes rechazan que el gobierno cubano ocupe nuevamente un puesto en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU: "Nos preocupa también que Estados decididamente autocráticos como los de Arabia Saudita, Rusia y Cuba puedan entrar, y en el caso nuestro regresar, a un asiento en el Consejo de Derechos Humanos. Entre otras, la entrada de estos gobiernos se alinearía con la de Venezuela y la cortina expansiva de China, que ahora mismo está atacando con más fuerza las libertades civiles en Hong Kong. Gobiernos todos que vienen redactando un manual práctico global de cómo se violan los derechos humanos en nombre de los derechos humanos. La conversión de la anterior Comisión en Consejo de Derechos Humanos en vez de fortalecer ―en una época de eclosión de los derechos, de la autoconciencia y del autoreconocimento ciudadanos―, solo ha debilitado la narrativa y el respeto de estos a escala global. Ha fortalecido inadvertidamente a los gobiernos autoritarios y posibilitado la captura de la Carta Internacional de Derechos Humanos, junto a su institucionalidad global, por un club de Estados depredadores de derechos. Y nosotros creemos firmemente que las Naciones Unidas de hoy deben ser para los derechos, no para los autócratas".