Las autoridades cubanas han desatado la persecución contra todo el que se atreva a expresar una valoración contraria al discurso oficial sobre los sucesos del 27 de noviembre frente al Ministerio de Cultura y su detonante, la protesta del Movimiento San Isidro.
El crítico de cine y profesor, Joel del Río, denunció en su muro de Facebook que fue apartado por el periódico Juventud Rebelde, donde colaboraba desde hace 30 años, por rechazar la campaña de descrédito al Movimiento San Isidro y otros artistas independientes en los medios estatales.
“Se instauró la cacería de brujas”, escribió Del Río, ganador del Premio de Periodismo Cultural José Antonio Fernández de Castro, que otorga el Ministerio de Cultura de Cuba.
"A todos los periodistas cubanos que trabajan en instituciones oficiales: eviten emitir cualquier opinión que se aparte un milímetro de lo que dice Humberto en TV”, dijo en referencia a Humberto López, un periodista del Noticiero Nacional de Televisión que ha sido uno de los alabarderos del enfrentamiento del régimen al Movimiento San Isidro y a la manifestación de centenares de personas frente al máximo organismo estatal de la Cultura.
López, graduado de Derecho, ha tratado de relacionar a artistas independientes con actos violentos y los ha calificado como "mercenarios" al servicio de Estados Unidos.
El periódico Juventud Rebelde desautorizó un trabajo de Joel del Río sobre el Festival de Cine de La Habana.
"Técnicamente Juventud Rebelde no podía expulsarme puesto que no pertenezco a su nómina desde 2001. Decidieron quitar un trabajo sobre el Festival, para sancionarme por mis criterios sobre la manipulación televisiva de estos días”, aclaró el comentarista y añadió que como mantiene el mismo juicio, que ya hizo público, asumió que tal censura implica el cese de sus colaboraciones con el órgano de la Unión de Jóvenes Comunistas.
Antes, también en su perfil de Facebook, Del Río había aludido a la manifestación del 27 de noviembre: “El problema es que si un grupo grande de intelectuales y artistas piden diálogo, y luego se reúnen con otro grupo, que también pide flexibilidad e intercambio, qué funciones están cumpliendo los congresos, las asambleas de balance, y las infinitas reuniones de todas esas instituciones que no menciono porque todo el mundo las conoce. Habrá que revisar esas rutinas”.
Del Río se negó a hacer declaraciones a Radio Televisión Martí.