La actividad comercial en el Puerto de Mariel se redujo 7.9 por ciento en 2019 con respecto a 2018, según el más reciente informe de la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL), difundido en Twitter por el economista Pedro Monreal.
La Comisión mide el volumen de carga en TEUs, por las siglas en inglés del contenedor estándar de 20 pies de largo (Twenty-foot Equivalent Unit). Según la CEPAL, en 2018 Mariel procesó 349,722 TEUs, y en 2019 solo 322,000, para una caída de 27,722 contenedores. El total de 2019 es inferior incluso a 2017, cuando las operaciones alcanzaron 332,240 TEUs.
Aun así, el descenso de Mariel es mínimo si se compara con el de Puerto Cabello en Venezuela, cuyas operaciones se redujeron nada menos que 85.1 por ciento, indica la CEPAL. Otro puerto venezolano con pésimos resultados fue La Guaira, que descendió 39.9 por ciento.
En el orden de los incrementos, el mayor de todos lo experimentó un pequeño puerto peruano: Salaverry, con un salto de 4,450 por ciento, aunque aquí el volumen de carga fue escaso, pues pasó de solo 40 TEUs en 2018 a 1,820 en 2019.
Dos de los que crecieron considerablemente corresponden a México: Tuxpan, con 233.6 por ciento, y Tampico, con 141.6 por ciento. A su vez, en Almirante (Bocas Fruit Company), de Panamá, el aumento fue de 151 por ciento, después de haber crecido 33.7 por ciento en 2018 con respecto a 2017.
En diciembre, el presidente del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil (BNDS), Gustavo Montezano, dijo que de los 656 millones de dólares que la institución le prestó al gobierno de Cuba para hacer el puerto de Mariel, La Habana dejaría de pagar 561 millones, cerca del 85 por ciento, reportó el Diario de Pernambuco. “¿Cómo es que un banco ofrece un préstamo como ese sabiendo que Cuba no tiene condiciones para pagar?”, preguntó entonces el presidente Jair Bolsonaro.
“En 2019 la caída pudo deberse a una infinidad de factores, desde la negación de algunas de las principales compañías del mundo, dadas las condiciones del embargo estadounidense a Cuba, de poder destinar fondos de inversión al puerto de Mariel”, comentó desde La Habana Roberto Díaz Vázquez, presidente de la Fundación Logos Cuba.
La llamada Zona Especial de Desarrollo de Mariel se concibió con el único afán de atraer inversores con moneda dura, como es el caso de los estadounidenses, pero en las actuales condiciones de recrudecimiento de sanciones por parte de la administración de Donald Trump “se hace muy difícil para el gobierno cubano lidiar con un fenómeno como este”, dijo el experto, licenciado en Historia y Filosofía con una maestría en dirección empresarial.
El Puerto de Mariel es un espacio de comercio en frontera, y todavía “no está solidificada la gestión comercial, o por lo menos la inversión extranjera directa”, que es lo que se pretende con esta inmensa cantidad de terreno destinado al comercio interno y externo, opinó.
“El puerto de Mariel es un bastión necesario para el gobierno cubano, porque ahí espera poder poner todo lo que se necesita para el despegue de la economía nacional, que se está basando en este momento –según nuestras valoraciones— en tres pilares: la economía interna de carácter privado con el fomento de crecimiento que el gobierno cubano pretende darle; la inversión extranjera directa, que tiene que rondar entre 3,000 y 4,000 millones de dólares anuales, y el impacto de los metales preciosos, o los minerales: el caso de níquel más cobalto, y algunos yacimientos que se han encontrado de minerales raros y metales preciosos”, dijo Díaz Vázquez.
Todo eso aparejado al petróleo pesado y al azufre que contiene este petróleo pesado, “que se puede utilizar perfectamente bien en la industria de maquinaria pesada fuera de Cuba”, añadió.
“Por supuesto: se hace evidente que todos estos retrocesos corresponden a una mala praxis política que, al parecer, se quiere corregir con la formulación hoy […] de la ventanilla única en el Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera”, manifestó, refiriéndose al esfuerzo del gobierno cubano para facilitar y agilizar los trámites de los inversionistas.
Sin embargo, el principal problema del gobierno de Cuba sigue siendo la credibilidad, le dijo en mayo a Radio Televisión Martí el profesor de Economía cubano radicado en Colombia Mauricio de Miranda Parrondo.
De acuerdo con Díaz Vázquez, que cita cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), el sector privado está aportando actualmente entre el 12 y el 14 por ciento del producto interno bruto (PIB) de Cuba.
“Lo cual quiere decir que si se le dejase funcionar sin las trabas que tradicionalmente se le han puesto, esto pudiera traer como consecuencia un repunte de la economía doméstica […], de la economía que no han querido y que sin embargo puede ser la tabla de salvación para la reformulación del modelo político”, dijo.