El Tribunal Municipal de la ciudad de Camagüey condenó a dos opositores en juicios sumarios celebrados este jueves.
Se trata del colaborador del Observatorio Cubano de Derechos Humanos, Alexis Sabatela, condenado a 9 meses de privación de libertad por el delito de desacato y Fernando Vázquez Guerra, coordinador provincial de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) sentenciado a un año y medio de prisión por “desacato” y “resistencia”.
Sabatela, recluido en la prisión camagüeyana Cerámica Roja, fue detenido el 26 de noviembre por individuos disfrazados de personal sanitario. Días antes el activista había denunciado la vigilancia permanente que tenía de la Seguridad del Estado.
“Alexis Sabatela está preso por motivos políticos. Es una venganza del régimen cubano por el hecho de que él, como colaborador de este Observatorio, lo que ha hecho es acercarse a la familia de los prisioneros del 11 J para preocuparse por ellos, para ver cómo podemos ayudarles desde afuera, para conseguir información para hacer las denuncias. Y por eso es el ensañamiento del régimen cubano con Alexis”, denunció Yaxis Cires, director de Estrategia del Observatorio Cubano de Derechos Humanos, que tiene su sede en Madrid.
“Se trata de una persona pobre, de una persona enferma, de una persona vulnerable y además que no ha cometido ningún delito. Es una situación lamentable. El régimen cubano lo que está haciendo es acallar a aquél que piensa distinto, a aquel que es solidario con el preso y no resolver los problemas del país que es lo que debería hacer”, recalcó Cires.
Fernando Vázquez Guerra, sentenciado también este jueves a un año y medio de prisión por los delitos de desacato y resistencia, está encarcelado en el penal Kilo 7.
Su pareja, Anicia Manresa Rivero no puede creer lo que ha pasado, después del arresto de Vázquez el 18 de noviembre:
“Vino el Jefe de Sector a citarlo y él le dijo que no tenía que ir a la estación porque no había cometido delito. El oficial le pidió el carnet de identidad y le dijo ‘te espero en el Sector’. Fernando fue y cuando llegó lo montaron en una patrulla y se lo llevaron, primero para la 3ª. Unidad y luego para la Cárcel Kilo 7, donde está ahora”.
“En el juicio dijeron que no quería entrar en el carro de la policía, no quería caminar, que estaba esposado y hacía gestos. Por eso lo sancionaron por ‘desacato’ y ‘resistencia’”, lamentó la mujer.
Esta sería la tercera prisión política del activista que había salido el 21 de julio de la cárcel.