Los congresistas cubanoamericanos María Elvira Salazar, Mario Díaz-Balart y Carlos Giménez notificaron al Vaticano por medio de una carta enviada al arzobispo Christophe Pierre, nuncio apostólico de la Santa Sede en Estados Unidos, su “decepción” con la posición del Papa Francisco ante "los ataques diarios de la dictadura cubana a la dignidad humana".
“Escribimos para expresar nuestra profunda decepción por el hecho de que el Santo Padre no haya condenado los atroces abusos del régimen al pueblo cubano, ni expresado su solidaridad con sus demandas de libertad”, indica el documento.
"Como miembros del Congreso que representan a una gran circunscripción cubanoamericana, con electores que comparten estas preocupaciones, queremos estar seguros de que están plenamente al tanto de la lucha del pueblo cubano. El pueblo cubano salió a las calles el 11 de julio de 2021 para protestar contra la brutal opresión y exigir democracia y derechos humanos básicos, incluido el derecho al libre ejercicio de la religión. Desde ese día, numerosos manifestantes permanecen encarcelados, por atreverse a denunciar la brutal dictadura, en condiciones inhumanas, a menudo incomunicados", escriben los congresistas.
"Uno de esos manifestantes, el sacerdote de Camagüey, Castor José Álvarez Devesa, fue golpeado por la seguridad del Estado cuando intervino para detener la brutal golpiza a un manifestante de 14 años. Este acto desinteresado de misericordia, sacrificio y amor debe celebrarse en los niveles más altos de la Iglesia, y su abuso y arresto deben ser condenados", aseguran los legisladores republicanos.
En la misiva afirman que "el pueblo cubano se ha sentido decepcionado por el fracaso de los líderes de la Iglesia Católica en apoyarlos contra la opresión, el abuso y la tiranía" y recuerdan que "durante años, las Damas de Blanco, que son las esposas, madres, hijas y otros familiares de los presos políticos cubanos católicos, marcharon los domingos a misa en protesta contra la tenencia de sus maridos, hijos, padres y abuelos".
La carta retoma declaraciones del ex preso político Eduardo Cardet del Movimiento Cristiano de Liberación, basado en la doctrina social de la Iglesia Católica y fundado en Cuba en 1987, en las que afirma: "La respuesta del Vaticano a la realidad del pueblo cubano ha sido débil. Ha sido una respuesta evasiva, distante y fría. No ha habido un apoyo claro [del Vaticano] para las demandas legítimas que hemos estado haciendo durante tanto tiempo que hemos sufrido dificultades y falta de derechos. Nunca ha habido una condena de estas violaciones de derechos humanos. En cambio, se los ve con aprobación y, a veces, incluso con cierta complicidad".
A juicio de los congresistas, estos comentarios resumen las opiniones de muchos católicos cubanos, tanto en la isla como en todo el mundo, "que se sienten abandonados por la jerarquía de la Iglesia, que no ha logrado condenar los ataques diarios de la dictadura cubana a la dignidad humana, ni siquiera proclamar los derechos otorgados por Dios a los ciudadanos cubanos para expresarse, reunirse y adorar en paz".
La carta de los tres legisladores surge días después de que a un grupo de cubanos se les impidiera el acceso a la Plaza de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano, el pasado 24 de octubre.
La Santa Sede respondió en un correo enviado a Radio Televisión Martí que “el domingo pasado algunas personas quisieron entrar a la Plaza de San Pedro para una manifestación política durante un evento espiritual y religioso, el Ángelus dominical que oficia el Santo Padre”.
Por ello, los congresistas hacen referencia a este incidente y afirman que "muchos también están preocupados por los informes de que la policía del Vaticano se apoderó por la fuerza de las banderas cubanas de los fieles cubanos en la Plaza de San Pedro, mientras permitieron banderas de muchas otras nacionalidades".
El pueblo cubano que busca la solidaridad de la jerarquía de la Iglesia Católica solo ha encontrado apatía desde los niveles más altos.
Los congresistas pidieron la consideración completa y justa sobre la denuncia.