Michael K. Lavers, editor de noticias internacionales de Washington Blade, una publicación de asuntos sobre la comunidad LGBT, sintió la vigilancia de la policía política durante su periplo de 16 días de visita a Cuba.
El reportero del informativo LGBTI más importante de Estados Unidos, que publica y edita la comunidad gay en Washington desde 1969, había estado en Cuba en otras ocasiones.
Este jueves el periodista escribió “Experimentando Cuba bajo vigilancia gubernamental”, una crónica que denuncia los incidentes que enfrentó al visitar activistas de la comunidad LGTB en Villa Clara y Cienfuegos.
El periodista quiso indagar con activistas fuera del control del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), dirigido por Mariela Castro, hija del general Raúl Castro Ruz, que tomó el mando del país en 2006 cuando su hermano Fidel Castro enfermó.
Lavers describe los mecanismos de control que percibió cuando la Seguridad del Estado destacó a propósito su presencia ante la dueña del apartamento que alquilaba en la ciudad de Santa Clara, un par de controles policiales de carretera, militares apostados frente a la casa de un activista y disidente y el estacionamiento de un auto patrullero cercano a la vivienda donde pernoctaba.
El 16 de mayo Lavers llamó al Dr. Nelson Gandulla, presidente de la Fundación por los Derechos LGTB de Cuba. Cuando se disponía a viajar a Cienfuegos, la dueña de la casa, “avergonzada”, le comunicó que había recibido una llamada del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) y le preguntaban si él verdaderamente era un periodista acreditado.
Lavers había obtenido los permisos correspondientes del MINREX por 20 días para recorrer el país, así como la credencial del Centro de Prensa Internacional (CPI).
El comunicador aseguró que sintió pena porque “el gobierno la había colocado en una situación tan incómoda”. La mujer, asegura Lavers, se disculpó varias veces y le aseguró que no tendría problemas durante la estancia en la residencia, asociada a la firma de casas de alquiler Aibnb.
Más represión
En el lugar donde vive Nelson Gandulla en esta ocasión no vio el cartel describiendo a Mariela Castro como un “fraude”, tampoco vio a la decena de activistas que le esperaron en aquellas ocasiones de 2015 y 2016.
Lavers dice que al llegar a la casa, unos cuatro militares estaban visiblemente apostados en el lugar.
Gandulla estaba solo, y fue interrumpido por algunas llamadas telefónicas y una señora que llegó “a pedir una receta médica”.
La visita-entrevista al médico y activista LGBT duró una hora y afirma que Gandulla le mostró dos agentes de la Seguridad que “casualmente” pasaban frente a la casa mientras se sentaba en un balance de madera.
De regreso a casa, en un lugar impreciso de la división entre Villa Clara y Cienfuegos, tuvo un control policial en el que un oficial de la motorizada le requirió la documentación.
“Me preguntó a dónde conducía y le dije que a Santa Clara. Me pidió los documentos y se los extendí de manera cortés y tranquila”, indica el periodista y anota que seguidamente el policía habló por el radiocomunicador con alguien, escribió algo en un papel, le regresó sus identificaciones y lo dejó continuar.
En el municipio Santo Domingo, en la misma provincia de Villa Clara, Lavers visitó a otros activistas, a los que califica de ser “menos fuertes en sus críticas a Mariela Castro y al gobierno de su padre”.
El periodista no precisó detalles del encuentro que describió como una reunión "sin incidentes".
La presencia policial, la notó Lavers al regresar a Santa Clara. “Un auto blanco de patrulla estaba parqueado cerca de la esquina del Parque Leoncio Vidal, cerca de mi apartamento”, señala y asegura que lo había visto en varias horas del día.
¿Curiosidad o temeridad?
Lavers se describe como un tipo curioso, periodista al fin, pero agrega que es además desafiante. Dice que miró “a los ojos de los policías” cuando los vio el miércoles 17 de mayo, cuando en Cuba se realizan actividades oficiales por el Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia. Dos policías fumaban recostados a la patrulla y les dijo “buenas noches” en perfecto, español –asegura y continúa:
“Me miraron con incredulidad, me reí y los llamé “idiotas” en español”, aclara que lo dijo por lo bajo, mientras caminaba a casa.
Resignado, frustrado, a veces recuerda cosas alegres. Son emociones encontradas las que recuerda hoy Michael K. Lavers a su retorno a Washington DC. Califica el hecho de que el régimen cubano haya sus controles como una inequívoca señal de poder.
“Es un recordatorio de que el historial de derechos humanos del país sigue siendo un problema muy serio que no debe ser ignorado”, concluye.
Las consecuencias
La Fundación Cubana por los Derechos LGBTI suspendió ese miércoles un evento por el Día Internacional contra la Homofobia, que se llevaría a cabo en su sede, en la ciudad de Cienfuegos este 17 de mayo.
Los organizadores del encuentro tenían previsto un cine debate del filme Fresa y Chocolate y entregarían el Premio Fundación a personas que apoyan la causa de la comunidad, pero decidieron posponerlo, según explicó el activista Nelson Gandulla, quien preside la fundación
“Decidimos posponerla para otro momento para proteger a los invitados y activistas, puesto que observamos que desde el pasado 16 de mayo, en que el reportero Michael Lavers, del periódico estadounidense Washington Blade, visitó la sede no ha cesado la vigilancia policial”, dijo Gandulla.
[Con informaciones de Idolidia Darias e Ivette Pacheco].