Las lluvias persistentes que azotan el oriente cubano desde las últimas horas han provocado la crecida de varios ríos en la provincia de Holguín, lo que obligó a las autoridades locales a ordenar evacuaciones preventivas en los municipios de Moa y Sagua de Tánamo, apenas dos semanas después del paso devastador del huracán Melissa.
De acuerdo con el Instituto de Meteorología de Cuba, las precipitaciones están asociadas a la influencia de un frente frío que mantiene un pronóstico de nublados, chubascos y tormentas eléctricas para las próximas horas.
En Moa, a unos 200 kilómetros de la capital provincial, el Consejo de Defensa Municipal dispuso el traslado de al menos 260 personas del barrio Pedro Soto Alba —conocido popularmente como La Ecrin— ante el aumento de los niveles del río Cabañas.
Según informó el periodista Camilo Velazco Petitón, director de la emisora La Voz del Níquel, el afluente estuvo “a punto de rebasar el puente de acceso a la Fábrica Pedro Soto Alba”, lo que llevó a reforzar la vigilancia en toda la zona.
Una situación similar se vive en Sagua de Tánamo, donde el desbordamiento del río Sagua motivó evacuaciones casa por casa en las áreas bajas. En declaraciones compartidas en redes sociales, residentes locales reportaron que las autoridades avisan personalmente a los vecinos para facilitar el traslado hacia centros de protección.
“Se pide la colaboración de todos los que puedan propagar el aviso. El río sigue creciendo rápidamente”, señaló un mensaje del Consejo de Defensa Municipal de Sagua de Tánamo.
La Defensa Civil reiteró el llamado a cumplir estrictamente las medidas de seguridad, evitar acercarse a los ríos crecidos y priorizar la protección de la vida humana, “el bien fundamental del ser humano”, según un comunicado oficial.
Una región que no se recupera de Melissa
Las inundaciones se producen en un momento crítico para el oriente cubano, todavía sumido en la fase recuperativa tras el huracán Melissa, que azotó la región el pasado 29 de octubre. Miles de familias siguen sin electricidad ni alimentos suficientes, y las lluvias recientes agravan la situación humanitaria.
El programa Food Monitor Program (FMP) alertó que la pérdida de refrigeración provocada por los apagones tras el huracán dejó a “miles de familias sin los pocos alimentos que tenían”.
“La resiliencia climática no es solo infraestructura: es dignidad y seguridad alimentaria”, subrayó la organización.
Según datos del Ministerio de Energía y Minas, el restablecimiento eléctrico avanza lentamente. Guantánamo reporta un 96,8 % del servicio restablecido, Granma un 78 %, pero en Santiago de Cuba apenas se ha recuperado un 34 %.
El gobierno cubano informó de la llegada de ayuda humanitaria venezolana y del hospital de campaña donado por India, instalado en Río Cauto (Granma).
Mientras tanto, la ONU distribuyó más de 4.000 lonas para viviendas afectadas en el municipio de Guamá.
Sin embargo, los testimonios desde el terreno contradicen la narrativa oficial. En Santiago, la madre de trillizos Yurisleidis Remedios denunció que “la comida se pudre sin refrigeración y la gente cocina con leña”.
Desde la Iglesia Católica, el sacerdote Lester Zayas describió el panorama como un “grito desesperado de un país que ha perdido la esperanza”.
“Pedir cama frente al poder que intenta minimizar el dolor es gritar que algo tiene que cambiar con urgencia”, escribió en Facebook.
De acuerdo con cifras de Naciones Unidas, el huracán Melissa afectó a más de 3,5 millones de personas, destruyó 90.000 viviendas y dañó 100 mil hectáreas agrícolas.
Las nuevas inundaciones en Holguín confirman que la emergencia en el oriente cubano continúa, en medio de un colapso económico y de gobernabilidad que limita toda capacidad de respuesta.
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