Cuba está intensificando sus esfuerzos para atraer inversiones extranjeras mientras el nuevo gobernante Miguel Díaz-Canel se inicia en “el difícil acto de equilibrista de intentar resolver la crisis económica del país sin socavar el control del Partido Comunista”, reporta este martes el diario Financial Times.
La publicación cita a diplomáticos y empresarios extranjeros, según los cuales se está avanzando en una serie de negociaciones, en campos que van de desde infraestructura y agricultura hasta turismo y energía.
Una de ellas envuelve a Total, la compañía energética francesa, y Siemens, el grupo industrial alemán, al frente de un conglomerado que se propone construir una planta eléctrica a gas natural de 600 megavatios.
Y la semana pasada, Ceiba Investments, una compañía incorporada en [el paraíso fiscal de la isla de] Guernsey, y con más de 20 años de experiencia en Cuba, anunció una inversión de $ 150 millones para remozar cuatro hoteles y construir un quinto con el socio cubano Grupo Cubanacán y la cadena hotelera española Meliá.
"Las negociaciones e implementación de estas transacciones tardaron seis meses; creo que es todo un récord", dijo al Financial Times Sebastian Berger, director ejecutivo de Ceiba. "Afortunadamente es una señal de que los procesos de inversión en Cuba están comenzando a acelerarse", comentó.
FT señala que Cuba tiene una urgente necesidad de inversiones extranjeras a medida que mengua la ayuda de una Venezuela en crisis, el efímero auge del turismo estadounidense se disipa bajo la revisión de política del presidente Donald Trump, y se desploman los ingresos anuales por exportación de bienes y servicios, $ 4.000 millones o un 23 por ciento desde 2014.
Pero el historial de La Habana en cuanto a atraer inversiones ha sido pobre, acota el diario, debido a la densa burocracia, la ineficiencia de la economía de estilo soviético y su sistema de doble moneda, y el disuasivo de más estrictas restricciones estadounidenses.
"El Partido no tiene muchas más opciones que avanzar con determinación", dijo al corresponsal de FT en La Habana un militante de nivel medio de la organización comunista. "O bien permiten más capitalismo interno, lo cual no se quiere, o reforman rápidamente el sector estatal, en conjunción con un incremento del capital extranjero. Díaz-Canel tiene la encomienda de llevar a cabo esto último".
El periódico británico señala que en los últimos dos años Cuba ha firmado acuerdos de inversión extranjera por un valor récord de $ 3.500 millones, pero poco de ese dinero ha llegado a la isla.
Varios ejemplos: los planes impulsados por Rusia para modernizar el aeropuerto José Martí de La Habana y mejorar los ferrocarriles cubanos se han retrasado más de un año. No ha comenzado el movimiento de tierra para cuatro proyectos de campos de golf acordados en los últimos tres años, por un valor total de $ 2 mil millones. Y el acuerdo para el proyecto energético Total-Siemens aún no se finalizado, aunque se presentó el año pasado.
FT cita a las autoridades cubanas acerca del monto de capital extranjero que esperan entre al país este año: $ 600 millones. (Economistas cubanos calculan que la isla necesita un mínimo de $2.500 millones anuales en Inversión Extranjera Directa para que la economía pueda crecer cada año un 5 % de manera sostenible)
El diario matiza que una excepción es el turismo, donde pese a una disminución del 6 por ciento en las visitas en lo que va del año, se están construyendo cuatro nuevos hoteles de cinco estrellas en La Habana, todos propiedad del Grupo de Turismo Gaviota, [una dependencia del complejo militar-empresarial Grupo de Administración Empresarial S.A. (GAESA)].
Bajo los cambios de política de Trump, los estadounidenses no pueden hacer transacciones con unas 180 dependencias de GAESA que forman parte de una lista negra publicada por el Departamento de Estado.
El Financial Times concluye citando a Carlos Saladrigas, un prominente empresario cubanoamericano que está a favor del acercamiento con la isla: "Cuba no tendrá crecimiento económico hasta que sus líderes decidan que el Estado no debe ser un obstáculo, sino un facilitador del desarrollo. Ese fue el cambio fundamental en China y Vietnam. Pero en Cuba todavía lo estamos esperando”.
(A partir de un reportaje del Financial Times, reseñado por Rolando Cartaya)