Parece que ha pasado mucho tiempo de la etapa en que el equipo cubano de béisbol despertaba pasiones y polémicas hasta quedarse roncos los fanáticos en encendidas peñas callejeras.
Los especialistas se frotaban los ojos cuando revisaban aquellos guarismos de ciencia ficción de Kendrys Morales, que en su primer año pulverizó seis récords de novatos, Osmany Urrutia con cuatro campañas seguidas bateando por encima de 400 o José Dariel Abreu, la versión cubana del venezolano Miguel Cabrera, quien disparó treinta jonrones o más por tres temporadas al hilo.
Desde los años 70 del siglo pasado y hasta el 2013, cuando se confeccionaba la novena nacional, siempre había descontento y las constantes llamadas telefónicas colapsaban los programas deportivos en la radio local.
En cada posición había, cuando menos, tres jugadores con nivel de Doble A en adelante. Pero la sequía intensa que sufre la región oriental de la Isla también alcanza al béisbol, antaño el deporte preferido, y que ahora mismo apenas interesa a un segmento de los cubanos entre 14 y 30 años.
En el Parque del Mónaco, en la frontera entre el Reparto Sevillano y la barriada de La Víbora, concurrido por decenas de personas que van a conectarse a internet y charlar vía IMO con sus parientes y amigos al otro lado del charco, al caer la tarde se reúnen una decena de seguidores al fútbol.
Por supuesto, Cuba no escapa a la ya aburrida disputa mundial de si Leo Messi es mejor que Cristiano Ronaldo. La pasión futbolera de los peñistas se divide a partes casi iguales entre el Barcelona de Luis Enrique y el Madrid de Zidane. Aunque también hay fans al Bayer Münich de Carlo Ancelotti, el Manchester United de Mourinho o el City de Pep Guardiola.
Cuando pregunté sus opiniones sobre las posibilidades de Cuba en el próximo Clásico, a inaugurarse el próximo 6 de marzo, me miraron como si yo fuese un bicho raro.
“Men, aquí en esta peña, la bola (el béisbol) no cuadra mucho. A veces alguien discute de pelota, pero es de la MLB o los cubanos que juegan allá. Esto es todo de fútbol. Es que la pelota que ahora mismo se juega en Cuba es una porquería. No vale la pena perder el tiempo, dos horas en ir y venir al estadio en guaguas super llenas y sin jama en el gao (sin comida en la casa), para ver un juego malísimo de la serie nacional. Para rematar, los partidos duran casi cuatro horas”, señala un mulato pasado de peso.
En una bodega situada en la esquina de Acosta y 10 de Octubre, a ratos se arma una peña deportiva espontánea donde hablan más de pelota. Pero en particular del béisbol de la MLB.
Eliecer, cantinero de un bar privado, en su mochila lleva un manojo de hojas sueltas con estadísticas, bajadas de sitios especializados en internet, sobre la actuación en la temporada pasada de estrellas cubanas como Pito Abreu, Yoennis Céspedes o el lanzallamas Aroldis Chapman. También debaten sobre cuántos cubanos jugarán en la Gran Carpa esta temporada y si la 'Potencia' Céspedes o Abreu, podrían conectar 40 jonrones e impulsar más de 100 carreras.
“Esto siempre se pone sabroso. Algunos hasta dominan la sabermetría (análisis del béisbol a través de evidencias objetivas, método hace años creado por Bill James, un fanático del Kansas City). Pero le damos prioridad a la pelota de Grandes Ligas. Claro, ahora con el Clásico también hacemos pronósticos sobre la probable actuación cubana. Que en mi opinión no pasarán a la segunda fase”, señala Eliecer.
El interés que despertaba antaño el béisbol se ha ido apagando. En la peña del Parque Central, en el kilómetro cero de La Habana, se analiza sin demasiado optimismo el posible desempeño de la escuadra nacional. “En el mejor de los casos el equipo pasará a las segunda fase. Pero ahí se quedan. Esta novena no tiene figuras para mucho más”, predice Agustín, custodio de una fábrica de jabones y detergente.
Vayamos por parte. No estoy muy lejos de la verdad si digo que esta selección que acudirá al Clásico es la peor de la historia del béisbol nacional. Ni antes ni después de la llegada de Fidel Castro, Cuba tuvo un equipo con tantas carencias.
¿Cuál es su punto fuerte? Quizás ninguno. Los bateadores que la integran solo meten miedo en la temporada local. Pero cuando se montan en el avión, son presas fáciles de lanzadores rivales, cualquiera que sea su nivel en el béisbol rentado.
Las cuatro últimas selecciones nacionales, camufladas con uniformes de equipos provinciales, que han concurrido a las Series del Caribe, en su conjunto promedian por debajo de 235 y el pitcheo lanza para más de cuatro carreras limpias por juego. En esos eventos Cuba ha ganado ocho juegos y ha perdido doce.
El nivel del Clásico es tres veces superior a una Serie del Caribe. Pero no siempre en el béisbol funciona la lógica.
Estados Unidos, por números, calidad de sus jugadores y métodos ultramodernos de preparación, debiera ser el mejor del mundo, pero en las tres versiones anteriores del Clásico han tenido un desempeño vergonzoso.
Las selecciones cubanas han tenido actuaciones destacadas. En el I Clásico discutieron el titulo frente a Japón, cayendo derrotado ocho carreras por cinco. En el II fueron sexto, igual que en el tercero. De sus renglones de juego, la defensa y el bateo se han comportado de manera decente. El pitcheo es el que ha flaqueado. Para el IV Clásico auguro peor bateo, pitcheo y una defensa menos sólida.
¿Las causas? En estos cuatro años han saltado la cerca alrededor de 400 beisbolistas, entre los que se encontraban las mejores estrellas y los jóvenes talentos más promisorios.
El béisbol cubano está jugando con lo que queda en el fondo del armario. Un pelotero con nivel de MLB, Alfredo Despaigne, que juega en las Grandes Ligas de Japón; el receptor Yosbel Alarcón y Roel Santos, un primer bate de contacto y robador de bases. Se pueden mencionar también a dos jóvenes como Yoalkis Céspedes, 19 años, hermano de Yoennis y Víctor Mesa, de 21 años. Y para de contar. Entre los pitchers solo Vladimir García, Miguel Lahera y Raidel Martínez pueden tirar rectas de 95 millas y rompimientos de nivel.
Del resto, nada que contar. Jugadores con oficio y poco más. Lo que quería la mayor parte de la afición era conformar un equipo unificado con las estrellas cubanas que juegan en la MLB y otros de acá.
Pero el régimen se negó. De cualquier manera, es algo que va a suceder en el futuro inmediato. Por una sencilla razón, Cuba es la patria de todos los cubanos. Gústeles o no a la autocracia militar.
Mi pronóstico para el Clásico: no pasaremos de la primera fase. Le ganaremos a China, pero caeremos derrotados ante Australia y el favorito Japón. Ojalá me equivoque. Pero este equipo invita al fracaso.