El sitio de análisis y pronósticos geopolíticos Stratfor examina las perspectivas para una Cuba próspera que se desprenden de la conjunción entre las condiciones existentes en la isla y el deshielo de las relaciones con Estados Unidos.
El trabajo titulado "En Cuba, un potencial para la prosperidad" señala que los próximos años pueden ser prometedores para la economía cubana, que cuenta con una población abundante y altamente escolarizada, mano de obra relativamente barata y puertos naturales.
La isla tiene también a su favor un pequeño pero promisorio sector biotecnológico con significativo potencial para la producción de renglones médicos y farmacéuticos. Stratfor observa que, de hecho, muchas compañías internacionales del ramo ya han identificado el potencial cubano para esos propósitos.
El análisis apunta que Cuba también tiene posibilidades como centro de transbordo de mercancías, en dependencia de las actualizaciones y ampliaciones de los puertos del país.
En la columna negativa, Stratfor anticipa que los desequilibrios creados por cinco décadas de aislamiento económico limitarán el crecimiento cubano a largo plazo.
El gobierno –afirma– sigue siendo, con mucho, el mayor empleador de la isla, y las empresas exportadoras, de propiedad estatal (así como las contadas empresas mixtas con firmas extranjeras) son altamente ineficientes en comparación con sus competidores extranjeros.
También es un problema, y un disuasivo para los inversores extranjeros, la dualidad monetaria, que equipara el peso convertible con el dólar y lo utiliza para el comercio exterior y el turismo; mientras que el peso moneda nacional opera en los salarios y el comercio interior.
Los analistas consideran como otro importante freno a los flujos de capital desde el exterior la restrictiva ley de inversión extranjera, que grava con fuertes impuestos a las empresas de propiedad foránea y limita el arbitraje internacional de disputas.
El examen señala que el ritmo de apertura de Cuba al capital extranjero dependerá en gran parte de que desaparezca el obstáculo del embargo comercial estadounidense, lo cual –apunta– podría ocurrir de dos maneras: si, atendiendo a las leyes actuales, el Congreso considerara como un Gobierno de transición al que sucederá a Raúl Castro en 2018; o si legisladores de ambos partidos consiguieran modificar las leyes estadounidenses.
Pero Stratfor coincide con otros analistas en que, aún si el embargo fuera derogado o modificado, Cuba necesita atender sus problemas estructurales, entre ellos una política monetaria divorciada del comercio; una deficiente infraestructura energética y de transporte; así como su descapitalización, todo lo cual tiene anclado su crecimiento económico.
El grupo de pronósticos geopolíticos con sede en Austin, Texas, prevé que en los próximos años la Habana tratará de abordar estos inconvenientes, si bien cuidando que las reformas económicas no socaven su férreo control político mientras el Gobierno pasa, según se cree, de las manos de Raúl Castro a las del primer vicepresidente Miguel Díaz-Canel. En ese contexto las reformas prometen ser limitadas y graduales, un proceso que podría ser entorpecido por los problemas estructurales.
Concluye diciendo Stratfor que Cuba, no obstante, tiene el potencial de convertirse en un entorno atractivo y competitivo para la producción de bienes de bajo y medio valor agregado, y con fuerte crecimiento económico, en la estela de su acercamiento con Estados Unidos.