El cambio de gobierno previsto para el próximo año deja en manos de los sucesores de Raúl Castro el chance de modernizar el país o continuar en el inmovilismo a riesgo de la impopularidad que entraña, opinó John Caulfield, exjefe de la antigua Sección de Intereses de EEUU en La Habana.
En un artículo de opinión publicado en The Hill, el diplomático que dirigió la misión estadounidense en la isla entre 2011 y 2014, aludió al retroceso en las tímidas reformas impulsadas hace seis años por Castro, en su intento sin éxito por reflotar el ineficiente sistema socialista vigente en Cuba.
Caulfield indicó, -por ejemplo-, la contradicción que implica el hecho de que el gobierno comunista permita el trabajo privado y a la vez ponga freno y hasta castigue el éxito económico de sus emprendedores.
"Una nueva generación de líderes cubanos asumirá el cargo en 2018, luego del retiro del presidente Castro. Se enfrentarán al dilema de permitir que el sector privado impulse la economía y produzca ingresos que apoyen los servicios del gobierno, o mantener la economía fallida dominada por el Estado que no puede garantizar las necesidades básicas de los ciudadanos", apuntó Caulfield.
En el artículo titulado "Cuba enfrenta elecciones difíciles en la incipiente economía de la isla", el diplomático advirtió que en cualquier caso, el gobernante Partido Comunista "verá su control total desafiado".
"Permitir que el sector privado crezca garantizará a Cuba evolucionar como un moderno estado latinoamericano en la línea de Chile o Uruguay", expresó.
"Seguir su modelo marxista-leninista cada vez más impopular requerirá un estado aún más represivo que hará una transición mucho más difícil al siglo XXI", advirtió.
La marcha atrás a la que se refiere Caulfield comenzó en el 2013. Salas de cine privadas fueron cerradas y fueron perseguidos los emprendedores que vendían ropa importada. Luego fueron topados los precios de los alimentos para hacer frente a la subida de precios.
La vida de los taxistas privados empeoró después que el gobierno topó las tarifas y tomó medidas para controlar los itinerarios.
Recientemente llegó el más impopular hasta ahora de los retrocesos, cuando La Habana prohibió la entrega temporal de nuevas licencias y dejó a muchos con inversiones que por ahora no podrán recuperar.
Un consejo al gobierno de Donald Trump
A su vez aconsejó al actual gobierno de Estados Unidos "hacer todo lo posible para apoyar la naciente economía privada de Cuba".
Caulfield apuntó hacia las causas de la contradicción del gobierno, que se debate entre permitir o no el trabajo privado.
"La generación de riqueza y el consumo asociados desafían el papel del Partido Comunista como árbitro en la distribución de beneficios económicos para los ciudadanos. Los trabajadores privados y los propietarios de negocios ahora se están preguntando qué es exactamente lo que constituye 'riqueza'", dijo.
Los planes de expansión mientras tanto, -dijo-, "están en suspenso".
[Escrito por Rosa T. Valdés, con reporte de The Hill]