Cuba rechazó la decisión de Estados Unidos de hacer permanente el retiro de más de la mitad de sus diplomáticos al tiempo que expresó su preocupación por un eventual incumplimiento de los acuerdos migratorios que a lo largo de décadas evitaron una crisis en ese sector.
La medida “responde a motivaciones políticas y no tiene relación alguna con la seguridad de sus funcionarios en La Habana”, dijo en declaraciones a un pequeño grupo de periodistas Carlos Fernández de Cossio, quien se estrenó como director para Estados Unidos de la cancillería.
Estados Unidos informó el viernes que dejó en firme de manera permanente su decisión de retirar al 60% de sus funcionarios en la embajada de la isla luego de un supuesto ataque sónico a mediados de 2017 que hasta ahora no ha sido esclarecido.
Cuba reiteró que no existió ninguna agresión contra diplomáticos y exhortó a Washington a mostrar pruebas de los incidentes.
Tras el retiro temporal de sus diplomáticos hace seis meses -por ley este fin de semana debía decidirse si quedaba de manera permanente o los funcionarios regresaban-, las actividades de la embajada quedaron paralizadas. Los trámites de visas deben realizarse a través de la sede diplomática de Washington en Colombia.
“La medida tiene un impacto particular para los servicios consulares de los que dependen decenas de miles de ciudadanos que se ven obligados a incurrir en gastos adicionales al tener que viajar a terceros países en la búsqueda de visas temporales o de inmigrantes”, dijo Fernández de Cossio al destacar que los cubanos sufren un “castigo financiero”.
Cubanos se quejaron en las semanas pasadas por el costo adicional que incluye pasajes a Bogotá, alojamiento por 10 días, alimentación y transporte a fin de llegar a sus citas para visas a Estados Unidos adonde viven familiares y amigos.
Otra de las consecuencias del retiro de los funcionarios estadounidenses podría ser el incumplimiento en la entrega de 20.000 visas anuales para emigrantes que Washington se comprometió a dar a ciudadanos cubanos, luego de la última crisis migratoria llamada de “los balseros”. Los acuerdos binacionales fueron firmados en 1994 y 1995.
“Cuba ha trasladado oficialmente su preocupación al gobierno de Estados Unidos”, reconoció Fernández de Cossio, sobre el eventual incumplimiento para este año fiscal 2018 de la entrega en los documentos de viaje. “Es cierto que es una obligación dentro de los acuerdos migratorios y es cierto que afecta la vida de muchas personas. Es una responsabilidad de los Estados Unidos y les corresponde a ellos responder cómo van a cumplir con este compromiso”.
Cuba y Estados Unidos restablecieron sus embajadas y relaciones diplomáticas en diciembre de 2014, luego de cinco décadas de interrupción. La administración del expresidente Barack Obama consideró que la política de aislamiento a Cuba a fin de cambiar su modelo político no había rendido fruto, pero su sucesor, Donald Trump, dio un giro a la política de acercamiento volviendo a imponer medidas restrictivas.
Heather Nauert, portavoz del Departamento de Estado, dijo que la denuncia del gobierno de la isla era “ridícula”.
“Recordémosle a Cuba: la Convención de Viena los obliga a proteger a nuestros diplomáticos. Es muy grave que 24 de nuestros colegas del gobierno federal sufrieran ataques a su salud, algunos de ellos con síntomas graves y persistentes. El secretario (de Estado Rex) Tillerson tenía que proteger a su personal limitando nuestra labor en la embajada de Estados Unidos en La Habana a servicios de emergencia”, declaró.
“Mientras nuestra investigación está en curso, en lugar de encontrar excusas, Cuba debería enfocarse en ayudar a localizar quién o qué es responsable del daño causado a los ciudadanos estadounidenses”, añadió Nauert.
(Associated Press y redes sociales)