El gobernante cubano, Miguel Díaz-Canel anunció que la economía del país creció un “discreto” 1,1 % en el primer semestre debido a “factores adversos” e instó al sector estatal a ahorrar “por aquí y por allá, donde quiera que se pueda, suprimiendo cualquier despilfarro”.
“La economía en el primer semestre cierra con un discreto 1,1 %, que no por discreto deja de ser alentador, en medio de tantos factores adversos”, expresó Díaz-Canel, en un discurso televisado que puso fin a la primera sesión de 2018 de la Asamblea Nacional.
El jefe de Estado y Gobierno, que asumió el poder en abril en relevo de Raúl Castro, achacó la “tensa situación en las finanzas externas” cubanas al incumplimiento “de los ingresos planificados por exportaciones, turismo y producción azucarera”, además de los daños provocados por la sequía, el huracán Irma a fines del año pasado y recientes lluvias torrenciales.
Tal coyuntura, aseguró, “nos obliga a adoptar en el segundo semestre medidas adicionales de control” para “trabajar con más precisión las decisiones en materia de importaciones y otros gastos en divisas”.
Díaz-Canel también instó al “aprovechamiento y uso más eficiente de los recursos disponibles”, tanto materiales como financieros, además de “multiplicar esfuerzos” para que en el segundo semestre puedan cumplirse los objetivos marcados, en especial los relacionados con los servicios básicos a la población.
“Esta actitud debe convertirse en regla de conducta de los cuadros del Gobierno en todos los ámbitos, en primer lugar por quienes integramos el Consejo de Ministros”, apuntó.
Las revisiones en materia económica pondrían al día el articulado de una nueva Constitución, cuyo anteproyecto fue aprobado el sábado por la Asamblea Nacional. El texto que se someterá a discusión en los próximos meses da legitimidad constitucional a la propiedad privada, no incluirá el término “comunismo” como meta de la sociedad, y admite el papel de la inversión extranjera como una necesidad del desarrollo del país.
Al margen de los factores mencionados por Díaz-Canel, desde que los precios del petróleo se desplomaron en 2014 y comenzaron a ahondarse las dificultades de Venezuela, el aliado más cercano y principal socio económico y proveedor de combustible del país, los ingresos en divisas y el suministro de petróleo a Cuba cayeron constantemente, forzando recortes en las importaciones y el consumo de energía.
Otro obstáculo al crecimiento ha sido el frenazo al deshielo con EE.UU. por parte del presidente Donald Trump, quien prohibió las transacciones con empresas cubanas en poder de los militares y ha recomendado a los estadounidenses reconsiderar sus viajes a la isla, en vista de inexplicados ataques a la salud de 26 diplomáticos norteamericanos en Cuba.
La caída en los ingresos ha llevado a Cuba a posponer los pagos a muchos proveedores y socios de empresas conjuntas en los últimos dos años, admitió el gobierno.
Las autoridades cubanas reconocen que necesitan un mínimo de 2.500 millones de dólares al año en inversión extranjera directa para garantizar el crecimiento de la economía nacional, que cerró 2016 con la primera recesión en más de dos décadas (-0,9 %) y repuntó en 2017 con un 1,6 %.
Economistas cubanos estiman que el país necesita un crecimiento anual de 3 por ciento para alcanzar el punto de equilibrio. En la última década solo se rebasó esa cifra con el 4 %.en 2015, el primer año del deshielo con EE.UU.
Al cierre de 2017 el Gobierno cubano se fijó un pronóstico de crecimiento de 2,0 %para el 2018, mientras que la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (CEPAL) prevé apenas la mitad.
(Con información de Reuters y EFE)