Estados Unidos modificó recientemente el estatus de su personal en la Embajada de La Habana cuando la investigación sobre los incidentes que afectaron la salud de sus diplomáticos en la isla se mantiene inconclusa, cinco meses después de que la Casa Blanca nombrara a una experimentada diplomática para que supervisara las pesquisas.
Un portavoz del Departamento de Estado explicó a Radio Televisión Martí que la investigación sobre el llamado "Síndrome de La Habana" cuenta con actores de diferentes agencias estatales y que la prioridad sigue siendo la seguridad y la protección del personal diplomático estadounidense.
“Este es un gran esfuerzo interinstitucional que involucra a la Casa Blanca, el Departamento de Defensa, las agencias de inteligencia de EEUU, el Congreso y los principales científicos del país, al tiempo que la Cancillería se asegura de que aquellos que fueron evacuados médicamente (de Cuba) reciban el tratamiento y el apoyo que necesitan”, dijo el funcionario.
Entre 2016 y 2017, diplomáticos estadounidenses que prestaban servicio en Cuba y algunos de sus familiares presentaron problemas de salud, desde dolencias auditivas hasta trastornos neurológicos, entre otros padecimientos. Desde entonces, se han reportado casos similares de más de un centenar de funcionarios estadounidenses en China, Rusia, Austria y en días recientes en Vietnam e incluso en la Casa Blanca.
Tras la baja por enfermedad de más de 20 diplomáticos que laboraban en Cuba en 2017, el Departamento de Estado redujo en 60 por ciento la plantilla de su sede en La Habana.
“Hemos hecho todo lo posible para garantizar que nuestro personal sobre el terreno pueda trabajar de forma segura en La Habana y mantendremos este enfoque al tiempo que aumentamos nuestro personal ahí”, indicó el portavoz.
Pese a los esfuerzos del gobierno de EEUU y de grupos de expertos médicos y científicos que han estudiado de manera exhaustiva a los afectados, la mayoría en el prestigioso Centro para Lesiones y Reparación de Cerebro de la escuela de medicina de la Universidad de Pennsylvania, lo que se conoce como Síndrome de La Habana, sigue siendo un misterio. El gobierno cubano ha negado vehementemente tener algo que ver con lo ocurrido y ha reiterado su invitación a EEUU para que demuestre lo contrario.
En 2019, Canadá redujo su personal diplomático en La Habana luego de que 14 funcionarios presentaran síntomas similares a los de los 25 diplomáticos estadounidenses que habían sido evacuados de la isla dos años antes.
En marzo, el Departamento de Estado nombró a la veterana diplomática Pamela Spratlen al frente del grupo de trabajo que investiga los incidentes en la embajada en Cuba, un equipo creado en 2018 pero que esta vez, Sprantlen rinde cuentas al secretario de Estado, entre otros altos funcionarios de la Cancillería.
Cambio de estatus para diplomáticos
En julio último, el presidente Joe Biden ordenó al Departamento de Estado examinar la posibilidad de incrementar el personal en la embajada de EEUU en Cuba, un proceso que según el portavoz de la Cancillería, será gradual con el transcurso del tiempo.
“El presidente Biden se ha comprometido a renovar el personal de nuestra embajada en La Habana para mejorar nuestra capacidad de relación con la sociedad civil y, en el momento apropiado, aumentar los servicios consulares al tiempo que se garantice la seguridad de los diplomáticos estadounidenses en Cuba”, comentó el portavoz.
Como parte del proceso, la diplomacia estadounidense ha decidido cambiar el estatus del personal diplomático en La Habana, dejando entrever que más temprano que tarde la embajada podría comenzar a normalizar sus operaciones.
A raíz de los incidentes, que en un inicio fueron llamados también "ataques sónicos", Washington prohibió que sus diplomáticos permanecieran en Cuba con sus familiares, medida que recientemente ha sido parcialmente modificada.
“El 16 de agosto último, el Departamento de Estado cambió el estatus de los diplomáticos en La Habana, de no acompañados a parcialmente acompañados. Sólo los familiares adultos elegibles de empleados en la embajada en La Habana podrán viajar o vivir en Cuba. Este cambio entra en vigencia de inmediato”, puntualizó el portavoz, que no precisó fecha, ni si la embajada podría entrar en pleno funcionamiento antes de que concluya el año.
“Estamos comprometidos a emprender este proceso de una manera reflexiva que se centre en la seguridad de nuestro personal”, concluyó.