"Por qué Estados Unidos debe desconfiar de Cuba", titula un texto en el sitio de análisis y pronósticos geopolíticos Stratfor su vicepresidente para asuntos de Inteligencia, Fred Burton, a menos de una semana de que los dos enemigos de la Guerra Fría reanuden sus relaciones diplomáticas
La apertura de una embajada estadounidense en La Habana hará mucho más vulnerable a Estados Unidos a la vigilancia y la infiltración de los servicios de Inteligencia cubanos, advierte Burton, un exagente antiterrorista que se desempeñó, entre otros organismos, en el Servicio de Seguridad Diplomática del Departamento de Estado.
El autor recuerda cómo en las últimas décadas de la Guerra Fría la contrainteligencia estadounidense, al concentrarse en los espías soviéticos, subestimó a los organismos de Inteligencia de países aliados de Moscú como Cuba que, mientras tanto, penetraban altas esferas del Gobierno de Estados Unidos sin ser detectados. Lo demostraron los casos luego desenmascarados de Walter Kendall Myers, instructor en el Instituto del Servicio Exterior del Departamento de Estado, y de Ana Belén Montes, principal analista de asuntos cubanos en la Agencia de Inteligencia para la Defensa.
Burton pronostica que ahora con la apertura de la Embajada de Estados Unidos en La Habana, el Gobierno de Cuba vigilará y tratará de reclutar a empleados estadounidenses tan activamente como lo hizo durante la Guerra Fría. La Inteligencia castrista abrirá expedientes de caso a cada funcionario norteamericano que viaje al país y filtrará al personal diplomático en busca de potenciales reclutamientos, al mismo tiempo que tratará de identificar a agentes estadounidenses.
Todo esto lo hará utilizando por igual técnicas nuevas y viejas, sugiere Burton. Y recuerda que en el pasado, la Dirección de Inteligencia de Cuba empleó tácticas que aprendió de la KGB soviética para recoger información y comunicarse con sus operativos. Espías como Myers y Montes recibían mensajes cifrados por radio de sus manejadores cubanos y pasaban información dejándola en un lugar secreto (dead drops) o a través de breves contactos físicos (brush passes).
El analista de Stratfor considera también probable que La Habana plante dispositivos electrónicos en habitaciones de hotel, taxis y autos rentados para espiar a la misión diplomática estadounidense. Sus operadores tomarán fotos del personal de la embajada mientras van y vienen, localizarán sus residencias e incluso planificarán operativos de seducción sexual (honeypots o honeytraps) por medio de hombres (ravens) y de mujeres (swallows) para recolectar inteligencia. "En resumen, con la reapertura de la embajada (de EEUU), los cubanos tendrán una amplia oportunidad para socavar la seguridad nacional estadounidense", afirma Burton.
Y concluye diciendo: "Como suelen decir los que trabajan en asuntos de Inteligencia: 'en cierto sentido, la Guerra Fría en realidad nunca terminó'. La política exterior puede cambiar en cualquier momento. Pero las alianzas estratégicas no implican confianza absoluta. Y en un mundo lleno de amenazas ocultas, no existe algo como un servicio de Inteligencia (extranjero) amistoso".