Si el comunismo llegó a La Habana bajo los cantos de "La Internacional" entonada por el Kremlin, ahora la economía de mercado va abriéndose paso en Cuba con asesores y planes rusos.
Cuando expertos “cubanológos” intentaban descifrar los cambios de los últimos años en la isla bajo la lupa de lo acontecido en Vietnam o China, la realidad del momento muestra un nuevo nexo entre Moscú y La Habana y la reinstauración en la isla de una economía de mercado estatal. Aunque los apellidos puedan ser diversos (mercado orientado al socialismo, economía de mercado socialista, socialismo de mercado) lo que queda claro es que no hay economía planificada y sólo impera un discurso de marxismo-leninismo, donde los gobernantes quieren seguir siendo los propietarios de los medios de producción.
Nuevos consejos rusos para viejos aliados
La alianza ruso-cubana, que se ha incrementado tras la agresión rusa a Ucrania, extiende su campo de acción a la transformación de la economía cubana.
En cinco meses han visitado Cuba siete jerarcas del Kremlin. En marzo pasado estuvieron en La Habana el Director ejecutivo de la petrolera estatal Rosneft, Igor Sechin y el Secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolái Pátrushev. Un mes después pasa por la isla el Canciller de Rusia, Serguéi Lavrov y el Presidente de la Duma, Viasheslav Volodin, quien había estado en Cuba también en febrero 2022, días previos a la invasión rusa a Ucrania. Y ahora en mayo pasan el asesor presidencial ruso Máxim Oreshkin, el Presidente del Consejo de Negocios Cuba-Rusia, Boris Titov y el vice primer ministro ruso Dmitri Chernishenko. Ningún otro país del Tercer Mundo ha tenido tantos rusos en tan poco tiempo.
Para los rusos, en esta etapa de las relaciones, la inmersión en la transformación económica cubana es un nuevo formato a implementar, dijo Oreshkin a la prensa en La Habana. Allí presentó lo que denomina: conjunto de iniciativas de inversiones para engrosar las arcas del presupuesto cubano.
La carrera es contra el tiempo, para recuperar lo perdido. Si en el 2019 el intercambio comercial entra ambos países era de 500 millones de dólares, ahora es de 450 millones. La cifra es mayor que en el 2021 pero no llega a la del 2019. Para ese entonces Cuba ofrecía a Rusia langostas, crustáceos, leche y nata, yogur, queso fresco y miel natural. Los rusos concentran (90%) su comercio con la isla en productos derivados del petróleo y aceite de soya. Los propios empresarios rusos dicen que hay poco intercambio comercial entre ambos países.
Hasta el presente, todo el comercio y las negociones entre Moscú y La Habana pasaban a través de la Comisión Intergubernamental Ruso-Cubana para la Cooperación Comercial-Económica y Científico-Técnica. Ahora es el Consejo Empresarial Rusia-Cuba.
En cinco meses han visitado Cuba siete jerarcas del Kremlin
El Consejo de Negocios ha retomado vida nueva en los últimos meses, aunque tiene más de 10 años de creado, en especial tras la asunción total del poder por parte de Raúl Castro y la firma de un Memorando de Cooperación Estratégica en el 2009.
Mientras que por la parte cubana, desde su creación en el 2005 está al frente Ricardo Cabrisas; los rusos han cambiado de líder: en sus inicios fue Gregori Elkin, después vino Igor Sechin, el ya defenestrado Dmitri Rogozin, por un tiempo la dirigió Yuri Borisov y ahora Boris Titov.
El aumento de la relevancia de los últimos 12 meses en las relaciones económicas ruso-cubanas lo ha asumido el Consejo Empresarial. Según un informe de este organismo de noviembre del 2014, contaban con 88 organizaciones rusas, y como éxito enumeraban la participación en la Feria Internacional de La Habana 2013, en la que estuvieron representadas 52 empresas rusas.
Ahora en mayo del 2023 se reúnen en La Habana empresarios rusos y funcionarios cubanos, dos muy diferentes categorías, para analizar la mejor manera de traer a la isla a los inversionistas rusos y buscar formas de desarrollo económico que desencajan con la tradicional económica planificada de la isla.
Estos nuevos asesores rusos prepararán lo que serían las reformas de mercado para Cuba, elaboradas por funcionarios ministeriales y del Banco Central de Cuba, y por parte rusa, con expertos del Instituto Stolypin de Economía del Crecimiento, el Centro de Investigación Estratégica y el Instituto de Previsión Económica de la Academia Rusa de Ciencias.
Estos nuevos asesores rusos prepararán lo que serían las reformas de mercado para Cuba
Titov reconoció que las autoridades en la isla abrían las puertas a la inversión con un “trato preferencial”, algo que no tienen ni canadienses, ni españoles, pioneros en las inversiones extranjeras en la isla. Otras promesas de La Habana son la entrega de tierras en usufructo por 30 años, el retorno de las ganancias a Rusia, diferencias arancelarias y, a la usanza soviética, una línea portuaria con enlace marítimo directo.
Meses antes de llegar a La Habana, el empresario declaró en Rusia que también artículos domésticos rusos se venderían en Cuba a través de una casa comercial rusa especial (mixta con CIMEX) que se llamaría Rusmarket, con latas de carne rusa, leche en polvo, vodka, sardinas ahumadas, detergentes, jabones, perfumes, etc. Rodrigo Malmierca prometió todo el apoyo para ese Centro Comercial Ruso en La Habana.
Cuba siempre ha sido un destino atractivo para los rusos en turismo, y ahora, debido a las sanciones, no pueden usar tarjetas de créditos de bancos occidentales. Ya desde el pasado mes de marzo en Cuba se acepta el sistema de pago ruso MIR; y Titov declaró que consideran la creación de hoteles separados para los turistas rusos en la isla.
El empresario ruso hizo énfasis en que esos “nuevos modelos de financiación de la economía” necesitan de un entorno digital cómodo para las empresas y la sociedad y para esas tareas recurren a la experiencia rusa.
El viceprimer ministro ruso, Dmitri Chernishenko, durante una reunión el viernes con el ministro de Turismo cubano, Juan García Granda, dijo que Rusia espera enviar hasta medio millón de
turistas anuales a Cuba y convertirse en el principal emisor de
turistas a la isla.
Para ello han pedido a la parte cubana contacto directo entre los inversionistas para la construcción de complejos hoteleros y la modernización y dirección de infraestructuras existentes y la construcción de una terminal aérea o el control de una ya existente que sea para el uso exclusivo de los turistas rusos.
Chernishenko mencionó varios factores que facilitarían la expansión turística como la exención de visados entre ambos países, el permiso de estancia de hasta 90 días cada 180 días, el restablecimiento de los vuelos regulares a los que se suman cuatro vuelos semanales
a Varadero y a La Habana y dos vuelos cada diez días a Cayo Coco.
Lecciones rusas
Tras el ataque ruso a su vecina Ucrania las relaciones estratégicas entre Cuba y Rusia han alcanzado cimas. La Habana se ha convertido en aliado ruso en los foros internacionales, en especial la ONU y la narrativa del Kremlin para ocultar los crímenes de guerra y los desafueros del ejército y mercenarios de Rusia en Ucrania tiene eco en la prensa oficialista cubana y sus agencias de noticias.
Las sanciones de la Unión Europa, Canadá, Japón, Corea del Sur, Estados Unidos, Australia, Taiwán, Nueva Zelandia y otros países a los que Rusia considera “inamistosos” hicieron que el Kremlin echara ancla en su viejo aliado de América Latina.
Aunque la isla no está en el ranking de los cinco países con más sanciones (Rusia, Irán, Siria, Corea del Norte y Bielorrusia) Cuba se presenta en la prensa rusa como la nación que más años tiene con sanciones económicas. La “experiencia” cubana en afrontar las mismas, hace de La Habana un socio atractivo para el Kremlin.
Vino entonces una avalancha de reuniones y encuentros entre los dos países, que además de los mencionados viajes del 2023, incluyó una gira por Rusia de Miguel Díaz-Canel en noviembre del 2022 y días después de Esteban Lazo, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Un mes antes Ricardo Cabrisas, viceprimer ministro cubano visitaba Moscú.
Peso digital cubano con la experiencia del rublo
Entre los consejos de los rusos está la creación de un “peso digital”, que, según la parte rusa, ayuda a blanquear los flujos de efectivo y aumentar la facilidad para hacer negocios, al tiempo que protege al sistema financiero frente a sanciones externas. Otras de las recomendaciones son habilitar un centro especial de liquidación en Cuba, con licencia bancaria, para hacer transacciones financieras dentro del país y para operaciones de comercio exterior; e instaurar a nivel nacional un servicio digital de registro de empresas y la apertura de cuentas para estas a distancia.
Todo esto facilitaría, a través de una página, la entrada de datos de la empresa y descargar una aplicación para instalar un pasaporte biométrico con un microchip a la pantalla del teléfono y certificar así la empresa. Con ese sistema en 24 horas se recibe la notificación del registro. Una vez registrada la empresa los bancos proporcionan servicios de caja y liquidación.
Los consejos van también con la creación de terminales de pago inteligentes que aceptan determinados tipos de métodos de pago y la instalación de cajas registradoras con declaración en línea para las autoridades fiscales.
Afirman los rusos que es necesario además la implantación de menos papeleo o “negocios sin papel”, donde el módulo analítico de la caja registradora también permita a los empresarios hacer previsiones de compras y ventas.
Los asesores rusos presentan la experiencia de ellos con las empresas pequeñas y medianas empresas, las formas de pago digital que se aplican en todo el país, las tecnologías que unen banco, empresa, tienda, abastecimiento. Inclusive exponen el sistema de gratificación (cashback) que los los bancos rusos ofrecen al cliente/empresa.
Reconoce Titov la forma caótica (término muy diplomático) de cambio de moneda que existe en Cuba y de ahí su propuesta de crear el peso digital oficial, que esté vinculado a una de las principales monedas del mundo, sin mencionar cuál.
Dada la naturaleza del régimen cubano y la política rusa de alejarse del euro y del dólar, la variante de un peso digital avalado por el rublo no infunde confianza financiera o política. Una cadena de tiendas rusas con productos provenientes de aquel país no sería una solución a la crisis económica de Cuba y hoteles para turistas rusos, alejados de canadienses, españoles o alemanes, serían una muestra de segregación turística en la isla.
Moscú de 1959 a 1991 intentaba expandir la economía socialista planificada en Cuba, además del régimen marxista; ahora enarbolan parámetros económicos vilipendiados en las universidades cubanas y en la presa oficialista. Queda ver el malabarismo de la propaganda para presentar a los futuros “compañeros millonarios o camaradas empresarios” en los congresos del PCC o actos políticos.
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