Aunque está por ver si Barack Obama lanzará o no la primera bola, se disparan las expectativas sobre el anunciado tope entre el equipo Tampa Rays de las Grandes Ligas y una selección de peloteros cubanos, que se producirá justo cuando el mandatario cierre su visita a la isla.
Y las sospechas están matizadas incluso de un eventual anuncio de Obama, que según medios podría dar luz verde para que las Grandes Ligas fichen a peloteros en la isla, después de décadas de prohibición debido al embargo comercial que aplica Washington a La Habana.
Obama cumplirá una maratónica agenda de dos días en Cuba, el 21 y 22 de marzo.
El juego está programado para el día 22 en el principal estadio de La Habana.
La revista digital OnCuba afirma que el juego está programado para las 3:00 p.m. y contará con la asistencia del comisionado de las Grandes Ligas, Rob Manfred. Pero no ha sido oficialmente anunciado hasta ahora.
La publicación alude a las labores de reparación en zonas del municipio capitalino del Cerro, donde está el estadio Latinoamericano.
"El juego será el 22 y viene Obama", dijo un entusiasmado obrero de la construcción a OnCuba.
Techos, graderías, camerinos, cabinas de transmisión de radio y televisión y hasta el drenaje del campo de lo que antes fuera el Gran Estadio de La Habana, están siendo reparados para la ocasión, lo que aviva la esperanza de que Obama asistirá al evento.
La posibilidad de que las Grandes Ligas puedan por fin abrir una oficina en La Habana es también otra esperanza de aficionados y sería clave para Cuba, que ha visto escapar uno a uno a sus mejores peloteros, quienes desertan para poder alcanzar el altar del béisbol internacional.
Las Grandes Ligas pidieron un permiso especial al Gobierno de Estados Unidos para firmar peloteros directamente desde Cuba, según se conoció a finales de 2015.
Medios como El Nuevo Herald aluden a especulaciones sobre la existencia de un borrador en el cual la Oficina para el Control de Bienes Extranjeros (OFAC) estaría otorgando la licencia.
El béisbol es una pasión que comparten cubanos y estadounidenses de las dos orillas, separadas a 145 kilómetros por el estrecho de Florida.
La asistencia de Obama sentaría un precedente y sería otro simbolismo en su plan de avanzar en la normalización de las relaciones bilaterales tras más de medio siglo de diferendo político.
El béisbol ya antes había servido a la diplomacia entre las dos naciones.
En mayo de 2002 Fidel Castro invitó al expresidente James Carter a bajar al terreno de este mismo estadio habanero. Ambos con gorras del equipo cubano, para que este lanzara la bola inaugural de un partido de la Serie Nacional.
Talvez por eso es que ahora se especula sobre la participación de Obama en el emblemático juego.