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Esposa de Ferrer logra verlo en prisión tras más de año y medio en aislamiento: describe "brutal golpiza"


Nelva Ismaray Ortega Tamayo sostiene una foto de su esposo, el líder de UNPACU José Daniel Ferrer, detenido tras las protestas del 11J en Cuba.
Nelva Ismaray Ortega Tamayo sostiene una foto de su esposo, el líder de UNPACU José Daniel Ferrer, detenido tras las protestas del 11J en Cuba.

La esposa de José Daniel Ferrer comparte en un video los detalles de la golpiza sufrida por el opositor cubano y las horribles condiciones del hospital penitenciario en que fue retenido.

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Tras más de 20 meses sin contacto con su familia, las autoridades penitenciarias, permitieron el lunes una visita conyugal al preso político José Daniel Ferrer García, líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU)

Así lo confirmó su esposa, Nelva Ismaray Ortega, en un video en el que asegura que encontró a su esposo "aún con lesiones, con marcas, aunque hicieron que fueran borradas, de la brutal golpiza del pasado 18 de noviembre".

De acuerdo al relato de Ortega, tras la golpiza, Ferrer estuvo 48 horas, en el centro médico de la cárcel de Boniato sin ingerir alimentos hasta que agentes de la policía política le llevaron comida, suplementos de aseo y agua.

Cuatro días después fue devuelto a la cárcel de Mar Verde, en Santiago de Cuba, donde cumple su sentencia, y fue ubicado en un destacamento junto a otros seis presos.

"Me explicó que luego de la visita de Monseñor Dionisio, en septiembre, le trasladaron hacia la tercera celda (...) de esa área de aislamiento , de castigo". Aunque el espacio del que dispone ahora es algo mayor, la nueva celda "estaba llena de chinches y otros insectos".

Ferrer dijo al Arzobispo de Santiago de Cuba, Monseñor Dionisio García Ibáñez, que estaba presentando dolores por una luxación en el brazo derecho. El preso político pidió a las autoridades de prisión que le dieran los medicamentos que su familia le hace llegar y que le permitieran hacer el tratamiento médico adecuado para curar su lesión, pero su petición no fue escuchada.

Las autoridades de prisión le propusieron trasladarlo al hospital de la prisión de Boniato, pero Ferrer s enegó ante los rumores de que allí las condiciones eran infrahumanas, con abundancia de enfermedades contagiosas y peligro de contraerlas y hasta morir a causa de ello, dijo Ortega.

"El día antes de la golpiza, le dijeron que estuviera vestido, que lo iban a llevar a un lugar. Nunca le dijeron qué lugar, por lo cual él se negó. Al día siguiente, el 18, se aparecieron seis oficiales de conduce", explicó Ortega. Ante la negativa del preso político a ser trasladado, "brutalmente le golpearon, ya esposado".

Entre las lesiones causadas a su esposo por la golpiza, Ortega describe unos "granulomas en el brazo presuntamente causados por un objeto punzante. "En el momento de la golpiza él dice que sintió el ardor y vio la sangre correr".

Ferrer fue arrastrado hasta un vehículo en el que fue trasladado a la prisión de Boniato. Como se negó también a bajarse del transporte, los guardias "lo tiraron contra un montón de piedras", y lo condujeron a golpes, según dijo a su esposa.

Allí permaneció "casi 48 horas sin ingerir alimento, ni líquido, hasta que llegaron los agentes de la Seguridad del Estado", entre los que Ortega nombra al jefe de Enfrentamiento, mayor Julio Fonseca, y otro represor que se identificó como "Bruno".

"Le llevaron jabón, agua, jugo, algo de leche y alimentos", señaló la esposa del opositor.

De acuerdo con lo relatado por Ferrer a su esposa, las condiciones del hospitalito de prisión al que fue trasladado son comparables a las de un campo de concentración nazi. "Hasta los ratones que pasan por las celdas, los presos los matan, se los comen, y muchísimos están con leptospirosis", afirmó. Añadió que en el lugar hay casos de desnutrición, tuberculosis y escabiosis aguda, todos "sin atención médica adecuada".

El 22 de noviembre, Ferrer fue devuelto a la la prisión de Mar Verde y ubicado en una celda junto a otros seis prisioneros. El opositor expresó su preocupación por las condiciones en que sobreviven los prisioneros cubanos, políticos y comunes, en el sistema penitenciario de la isla, en medio de una crisis agravada por la situación del país.

Ferrer pidió a su esposa que hiciera llegar su agradecimiento a los amigos, organizaciones, personalidades dentro y fuera de Cuba que se han interesado por su caso y el de otros cientos de presos políticos en las cárceles de la isla.

El líder de UNPACUmanifestó también su dolor por la muerte de su hermano de lucha, el activista de esa organización Manuel de Jesús Guillén Esplugas, de 29 años, fallecido el sábado pasado en la prisión Combinado del Este, en La Habana, en lo que familiares han calificado de asesinato.

Ferrer había confirmado que recibió una golpiza por parte de militares en la prisión de Mar Verde a través de una llamada telefónica el lunes a su expareja Yusmila Reina, madre de su hija Ana Laura Ferrer Reina.

A finales de noviembre, familiares del líder opositor se dirigieron a la prisión santiaguera luego de recibir información de que Ferrer había sido hospitalizado. El oficialismo negó que el opositor hubiese sido maltratado en prisión yamenazó a los familiares con represalias si insistían en verlo.

Las autoridades penitenciarias confirmaron un día después que el preso político se encontraba en el hospital de la prisión de Boniato, pero no dieron detalles sobre su estado ni le permitieron comunicarse con su familia hasta la llamada telefónica a Reina y la visita conyugal de este lunes.

Numerosas organizaciones y personalidades, entre ellas Amnistía Internacional y el subsecretario de Estado Adjunto de EEUU, Brian Nichols, denunciaron la responsabilidad del régimen cubano en el estado físico del fundador de la Unión Patriótica de Cuba y dijeron estar preocupados por su vida.

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